Desde Lost in Translation no había visto algo tan snob, tan pretencioso. Da la casualidad, que la directora de ambas películas es la misma. Sofía Coppola. La vida de la señora Coppola, hija del gran Francis, debió transcurrir entre la soledad de los hoteles, las miradas perdidas y la cámara lenta. Una película que no me dice nada, que no se sabe si es un drama o una comedia y encima, una película que le han dado un premio. Dura 88 minutos si descontamos los créditos. Si cada plano fuese de duración normal hubiese durado la mitad. Y si dura la mitad pasa a ser un corto. Y por eso no te dan un premio en Venecia. Querida Sofia, no basta con una buena fotografía y con unas extraordinarias bandas sonoras (mis adorados Jesus & Mary Chain o My Bloody Valentine entre otros), los guiones deben transmitir algo. Frío o calor, pero algo. Visione Crimen Perfecto del gran Hitchcock, La Huella del gran Joseph L. Mankiewitz, Match Point del gran Woody Allen o Mulholland Drive del grandísimo Lynch y verá como sin ser películas de acción mantienen en vilo al espectador. Algo que usted debería aprender. Todavía está a tiempo.