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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Thriller. Intriga En una fría noche cerrada de invierno, en mitad de una carretera despoblada, un furgón policial blindado es asaltado durante un traslado de presos. Alguien busca a alguien de su interior. Martín, el policía conductor del furgón, consigue atrincherarse dentro del cubículo blindado con los reclusos. Obligado a entenderse con sus enemigos naturales, Martín tratará de sobrevivir y cumplir con su deber en una larga noche de pesadilla en el ... [+]
28 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajocero

El cine español nunca tuvo su época de esplendor como en su momento ocurriera con el cine italiano. Históricamente ha sido una industria frágil, falta de recursos y capital humano. Y ahora, además, carga el lastre de una pandemia universal por lo que si antes la criatura andaba con cierta dificultad, ahora ha quedado postrada sobre sus muy respetables posaderas. Y de la misma manera que algunos premios literarios se declaran desiertos por falta de obras cualificadas, también los últimos Goya deberían haber sido suprimidos pues las películas presentadas sonrojarían a un discreto estudiante de cualquier academia de cine, amén del vergonzoso y deprimente espéctaculo que supuso la ceremonia en su tristísimo formato virtual celebrada en Málaga el pasado sábado 6 de marzo.
Ante tamaña sequía tengo la fortuna de descubrir un brote esperanzador en este huerto baldío. Se trata de la excepción que confirma la regla. Porque si la película española “Bajocero”, un thriller policiaco estrenado recientemente en Netflix, se hubiese filmado el pasado año habría participado en la gala goyesca evitando así la estrafalaria escenificación de la nada.
El autor de esta más que digna realización es el director catalán Lluís Quílez, del que no tenía noticia. Basado en un original y potentísimo guion que él mismo escribe en colaboración con Fernando Navarro, Quilez firma un brutal, claustrofóbico y asfixiante thriller en el que, por momentos, la tensión y la angustia se hacen insoportables. La estremecedora escena con la que arranca la película ya vaticina que lo que nos espera en las próximas casi dos horas de metraje serán cualquier cosa menos un agradable paseo por una idílica playa caribeña.
Durante el viaje nocturno por una carretera solitaria donde cualquier signo de vida parece haber desaparecido, Quilez crea una desasosegante atmósfera en el gélido escenario de un paraje invernal. Y será en el transcurso de esa noche helada cuando se producirá un escalofriante drama que pondrá a prueba los nervios del espectador más templado. Y al amanecer, nos espera un final tan feroz y despiadado como aterrador es su comienzo.
Paralelamente, “Bajocero” incluye una soterrada denuncia que invita a la reflexión. Pone en entredicho el sistema judicial español y la laxa aplicación de sus leyes penales. Asunto, por otra parte, lo suficientemente serio como para ser merecedor de un intenso debate nacional. Pero esa ya es una cuestión que excede las modestas pretensiones de este espacio.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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