No sé si será, que las expectativas que tenia hacia esta película eran muy altas, o si se me escapó algo realmente importante, pero a mí me da que esta película no está a la altura de los premios que ha ganado; porque si realmente los merecía, sólo me toca decir que: Madre mía como está el cine español.
Tampoco es que piense que los premios Goya sea baremo que mida cien por cien la calidad del producto, pero me fastidia que también se diga, como he leído por ahí, que con esta película hemos dado un pasito “palante” en nuestro cine patrio. Claro, que si lo que realmente querían decir, es que ha sido tan rentable como las que cruzan el atlántico, quizás lleven razón. Aunque, hay que añadir que en esencia y calidad, el cine americano de este estilo, ya lleva algunos años de ventaja, y al final sería como intentar copiar el yate de nuestro vecino rico con una patera, eso sí, añadiéndole un buen motor marca Tosar.

La caracterización de los personajes me resultó algo grotesca y bastante tópica, ya que en algunos momentos, parecía que quitaba un tanto de realismo a la ambientación, y al final, más que una cárcel pareciera una noche de fiesta en el carnaval de Río.
Otra cosa que me parece ilógica eran esos cambios de giro que daba la argumentación, un poco como buscar la dramatización fácil, con hechos demasiado trágicos que rozaban lo absurdo.
Quizás, lo mejor de la película sean algunas buena ideas en guion, pero no sólo con esto se puede decir que la película era buena, porque sería como cenar una hamburguesa del McDonals con un buen vino de tinto.

Para terminar sólo quiero decir, que ojala los directores españoles no tomen como ejemplo a esta película, porque sería un gran error y haría que se perdiera la poca identidad artística cinematográfica que nos queda.