Narración que intenta dar una explicación razonable a los cruentos asesinatos de Jack el Destripador de 1888, con Christopher Plummer en el papel de Sherlock Holmes, el intrépido detective que por su cuenta intentaría desgranar el gran secretismo que parece haber sobre la investigación de tales asesinatos donde cosas como la ocultación u eliminación de pruebas importantes se producen.

El reparto es inmejorable con James Mason encarnando al apocado e inocente Watson, tal vez un tanto llevado a la exageración, tanto que cuesta creer que Holmes tenga como socio a alguien tan íntegro pero torpe y bobo.

David Hemmings como corrupto e idealista jefe de la policía compone un papel determinante en una trama que es poco más que la precursora de la que yo creía brillante película de Jhonny Depp "Desde el infierno" y digo ex-brillante porque no es más que un remake bananero de esta gran producción de los 70.

Una vez más el cine clásico le mete una paliza al moderno con un 10-0, y demuestra que cuanto fue no murió, sigue estando ahí pero pasado por la cutredaz de lo moderno que no hace más que fotocopiar y fotocopiar un cine al que ya jamás para su eterna maldición podrá ni siquiera parecerse.

El guión de "Asesinato por decreto" resulta ser el de la implicación de la casa real inglesa tal y como cuenta el título, en una decepcionante historia que si bien por el buen hacer de Christopher Plummer y la gran dirección logra elevarse hasta entregarnos cierto suspense del que no puedes desprenderte, por eso es un producto tan genial, porque te lleva de aburrirte a mantenerte en vilo.