Este es un claro ejemplo de cómo una tema candente, ni siquiera una historia, cual es la manipulación de la gente a través de la tele-basura, se puede convertir -gracias a un guión deleznable, una interpretación horrorosa, una fotografía horrible, una ambientación del tren de la risa, unos personajes gritando permanentemente viva el alcoholismo y el antisistema y una dirección de primer semestre de cursillo de cine amateur- en una de las peores películas del cine alemán y, por tanto, del mundo mundial.

Terrible que semejante engendro fuera seleccionada para la sección oficial del Festival de San Sebastián de 2007.

Y encima los espectadores progres del Festival aplaudiendo porque los loquitos intentan frenar la manipulación de los audiómetros televisivos, ¡manipulándolos ellos!

Sólo se salva del 0 por la banda sonora, sobre todo gracias a las composiciones no originales.

Horrorosa. El mayor atraco que recuerdo haber sufrido en una pantalla de pago [6,50 €].

El quicio de la mancebía [EQM]