El tema de los bichos que atacan a la gente se ha usado desde que se inventó el cine. El bicho puede ser grande o pequeño, repulsivo o imponente, del pasado o del futuro, de la tierra o del espacio, inventado o real, del mar o del aire, puede ser como quieras, pero tiene que cumplir una condición:

Tiene hambre.

En nuestro caso además son dinosaurios, lo que es un plus. Los dinosaurios están en la segunda o tercera plaza del top ten de bichos molones que atacan a la gente. Como todo el mundo sabe, la primera plaza la tienen los tiburones.

Esto es un detalle importante, porque hay quién se empeña en escoger al bicho inadecuado. Por ejemplo, es de dominio público que el cocodrilo es el fracasado de los bichos. Las películas de cocodrilos suelen ser o bastante, o muy patéticas.

Spielberg triunfó en todos los sentidos con Tiburón. Un mérito increíble, habida cuenta de que debe ser el único que lo ha conseguido, aunque cada año desde entonces lo intentan un buen puñado de ingenuos directores.

Spielberg no consiguió ni de lejos lo mismo con Parque Jurásico. Me leí el libro antes de ver la película. El libro es fascinante - ahora, puede que no tanto, porque está copiado e imitado hasta la saciedad - y la película es muy inferior.

Es verdad, partíamos de un buen libro, con unos bichos de buena reputación, y un nivel técnico totalmente transgresor para la época, pero el resultado no se acerca al de Tiburón ni de lejos. Falló el director y su enfoque.

Pudo haber sido la película de dinosaurios definitiva. Una pena Spielberg, gracias por intentarlo.