Los personajes están perfectamente definidos, lo mismo ocurre con los secundarios que complementan unas situaciones de típica comedia de situaciones. Rafael López Muller, reputado director de orquesta es tan ególatra que se ha cambiado el orden de sus apellidos por esnobismo, amante del lujo y la elegancia en las formas, mientras que Rafael Jiménez es el viejo rockero venido a menos, un urbanita tan soñador como ridículo ligón trasnochado. Ambos colegas se resisten a la realidad que parece expulsarles de la grisura cotidiana, mientras ellos viven en un mundo paralelo ajenos al presente.
Divertidísima serie en su primera temporada que estos dos grandes (Resines y Rellán) del cine español recrean con una habilidad pasmosa. Son las frustraciones del hombre contemporáneo en la tercera edad, las situaciones son muy jocosas y desternillantes, desarrollándose dentro de una trama muy natural y aferrada a nuestro tiempo, abordando temas de rabiosa actualidad que todos reconocemos. Por otra parte es digno resaltar los esmerados escenarios y a los secundarios que recrean unas actuaciones espléndidas. Me parece una producción muy digna que no decae al menos en esta temporada, prometiendo mucho si es que se reanuda porque imagino que el covid-19 que sufrió Antonio Resines fue devastador.
Tan conmovedora como brillante a ratos, tan cercana como asumible siempre, la decadencia física, los problemas de próstata como males de la edad, la serie nunca aburre ni defrauda. Incluso la música de Beethoven y Mendelssohn se complementa con el rock urbano y el mensaje transgresor. Las peripecias de dos inadaptados al mundo de hoy donde la tecnología impone su ley, cuando todo lo analógico y clásico parece obsoleto, ridiculizando lo de "Cualquier tiempo pasado fue mejor". Porque lo que aprendemos de esta extraña pareja es que se aferran a la vida, no permiten que les tachen de viejos, se sienten vivos a pesar de que no pueden detener el tiempo. El que no espera a nadie, ni le importa nada, no podemos controlarlo ni influir sobre él, solo nos permite vivirlo, y hay que disfrutarlo como si fuera el último día.