Cierto que no cuenta con la majestuosidad de la animación que nos tiene acostumbrados la Walt Disney para el público infantil y familiar, más aún en esta época que ya comenzaba a competir con el imperio del 3D. No obstante, tal vez tenía una premisa interesante e innovadora: una historia de terror para la niñez.
"Monster House" está cuidadosa, e incluso, increíblemente animada. No es que sus personajes lleguen a ser memorables, ni que la historia al fin y al cabo sea inolvidable para la nostalgia, pero es sinceramente simpático y valioso el momento tan entretenido que estos tres niños nos hacen pasar con su oscura aventura. Llena de muy elaboradas escenas tanto en personajes, animación, acabados, fondos, escenarios y tecnologías tan impecables puede pecar por caer de lo tópico a lo muy previsible en un argumento del que se supone, se esperaba tanto. La película empieza bien, con una muy buena expectativa que llega a generar un poco de tensión para arrancar a darle la bienvenida al primer terror enfatizado en este público, pero a medida que comienza a avanzar se torna en la gran y típica hazaña de niños que con sus fáciles situaciones cómicas -y algo cansinas- ya se puede dilucidar lo que avecina. Pese a esto, no llega a caer en una trama ridícula e inútil, más bien pretendieron conservar ese aire infantil que era imposible de abandonar y no cabe duda que a los niños les encantará, porque es divertida, arriesgada e incluso en muchas partes demasiado atemorizante.
Gana puntos y cariños por ser simplemente lo que parece: la primera película de "terror" para niños.