Nos encontramos en el capítulo que cierra esta trilogía, la despedida de James Gunn de estos personajes, los cuales desconocía en 2014 y que gracias a su mítica selección de canciones y el estilo propio que logro implantar el director se convirtieron en un símbolo de la era Marvel.

Puede que nos encontremos ante los guardianes más serios, en parte está justificado ya que se hallan en el momento más triste de su historia, todavía superando la pérdida de Gamora en Endgame. Esta seriedad se expande en la acción, siendo la película más violenta no cortándose en las peleas y las muertes.

Algo que siempre caracterizo a estos personajes es que eran imperfectos. A pesar de su crecimiento y todas las aventuras que han vivido todavía tienen sus defectos y eso los hace más grandes si caben. Es que esta entrega profundiza sobre este tema: las imperfecciones también forman parte de nosotros.

A pesar de que la mayor parte de la película Rocket esta durmiendo es el gran protagonista de esta entrega. A pesar de ser un mapache logras empatizar con el personaje incluso te emocionas con su historia. Han logrado entrelazar de forma magistral su pasado con el del Alto Evolucionador, el cual se ha convertido en uno de los mejores villanos de Marvel sobre todo gracias al gran papel de Chukwudi Iwuji. Logra generar miedo y odio al mismo tiempo. Quieres que acaben con él.

Para finalizar en un intento de no alargarme demasiado, me alegro de que estos personajes hayan podido tener una aventura de despedida sin tener que depender del resto de superhéroes para que todo el protagonismo cayera sobre ellos. Es que la cinta hace que cada uno tenga su pequeño momento de gloria. Y ese detalle final que hace que el espectador forme parte de los guardianes me ha parecido brillante. Un gran cierre para los mejores protectores de la galaxia.

P.d.: Hay dos escenas post-créditos. Creo que la segunda no merece la pena la espera.