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Voto de Yago Paris:
6
Animación. Comedia. Fantástico. Aventuras Los hermanos Willoughby están convencidos de que sin sus (egoístas) padres les iría mucho mejor. Cuando consiguen mandarlos de vacaciones, los cuatro niños se embarcan en una aventura en busca del verdadero significado de la familia.
15 de enero de 2021
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Lo que más me atrae de "Los hermanos Willoughby" es que esté hecha en animación por ordenador, pero imitando la textura de la stop motion. La manera en que se representa el movimiento de los personajes, con los microsaltos espaciales inherentes a la técnica (el hecho de que se haga fotografía a fotografía lo provoca), así como la gesticulación facial, son impresionantes, generando un delicioso uncanny valley donde resulta extraño sentir que se está viendo a unos personajes de stop motion cuando sabemos que no es así, algo que se enfatiza al contrastarlos con los escenarios, innegablemente pertenecientes a la animación en 3D. Lo verdaderamente necesario a este respecto es preguntarse si tiene algún sentido haber tomado tal aproximación a la animación, si aporta algo a la puesta en escena o al relato. Lo cierto es que realmente no, pero funciona de maravilla como experiencia estética, algo que justifica cualquier propuesta formal, por irreverente que sea.

Lejos de conformarse con esto, los directores muestran un gran entendimiento de la comedia física: por un lado, cómo animar a los personajes para que sus movimientos o emociones generen la carcajada, y por otro, cómo utilizar el lenguaje cinematográfico para enfatizar el potencial de los personajes. Destacan grandes angulares y planos generales frontales donde se permite una observación de las acciones en todo su potencial, así como la enorme química entre las diferentes personalidades de los hermanos, gracias a cuyo choque se provocan algunos de los mejores momentos de la obra. Quizás en este sentido los hermanos gemelos, que funcionan como el payaso alocado (el pingüino mudo de "Los pingüinos de Madagascar"), son el mayor mérito de la cinta: su margen de acción está tan acotado -como personajes apenas tienen entidad-, que se debe hilar finísimo a la hora de animarlos para que lleguen al punto exacto de frenesí, pero sin pasarse de rosca y resultar cargantes. En este sentido los animadores no solo consiguen alcanzar dicho punto, sino que crean un dúo tan carismático que su potencial para la carcajada no se agota en todo el metraje.
Yago Paris
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