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España España · Bilbao
Voto de Selkie:
10
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
14 de febrero de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que ver lo mal que queda decir que te ha gustado Avatar (entre otras) en el currículum de cinéfilo. Es que lo que se lleva es el cine iraní subtitulado y los directores europeos que te ponen un plano de un actor que dura dos minutos durante los cuales el susodicho se limita a respirar y porque no le queda más remedio. Pero eso es cine de verdad, oiga, del trascendental, del bueno, del inteligente, no como el individuo ese, James Cameron, que tiene la desfachatez de contar una historia mejor o peor pero al menos tiene una historia que contar, que algunos directores mucho mejor considerados no tienen ni eso.

Pues no, no ha reinventado la rueda. Ha hecho una película que si bien no es superoriginal a nivel argumental (y a ver cuál lo es a estas alturas) se ciñe a una trama universal mil veces vista –y que siempre funciona– en la que dos personas de distintas especies, razas o culturas se enamoran. No es más plagio de Pocahontas que Pocahontas lo es de Bailando con Lobos o esta lo es de La Misión. Lo que cuentan estas películas (incluyendo Avatar) no es ningún invento cinematográfico sino sucesos que pertenecen a la historia. Siempre ha habido una civilización que avasalla a otra porque esta tiene algo de valor, llámese oro, obtanium, tierras o petróleo. Lo que ha hecho Cameron es llevarlo al terreno de la fantasía y la ciencia-ficción con un nivel de espectacularidad que ya quisieran muchos.

El guión no es tan simple como muchos pretenden ni los personajes tan planos (aunque tampoco es que sean muy complejos, especialmente en el caso de los secundarios). Lo simple y plano viene a ser la capacidad de concentración de los espectadores, que se limitan a perderse en las 3D y los paisajes molones (en los cuales es imprescindible quitarse las gafas si no se está viendo en Imax, que es como hay que verla) y no se enteran del diálogo ni de lo que está pasando ni de los conflictos internos de los personajes. Quien no haya visto la complejidad del personaje de Sam Worthington es porque simplemente no ha prestado un mínimo de atención.

He leído en otra crítica de esta misma página que las películas a las que los “gafapasta” dan baja puntuación y ponen a caldo desde su autodenominada inteligencia superior y amplios conocimientos cinéfilos (este comentario es mío y, sí, va con sarcasmo) hay que ir corriendo a verlas. Un sabio consejo, compañero, que pienso seguir a rajatabla, que yo (a raíz de las muchas críticas que he leído aquí) esperaba ver una memez y me he encontrado con la que probablemente sea una de las mejores películas de la década.

Recomendadísima para los que vayan al cine a entretenerse y a pasar un buen rato. Los que vayan de intelectuales por la vida no van a encontrarse con ningún ensayo sobre la vacuidad del ser humano en el espacio infinito, así que mejor se ahorran el dinero y se quedan en casa viendo algún documental sesudo de la National Geographic o el telediario, que sale gratis. ¿A qué ir al cine a sufrir?
Selkie
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