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España España · L'Hospitalet de Llobregat
Voto de arrébola:
7
Comedia Son los años 40, la era dorada de la radio, y los peculiares miembros de una familia trabajadora de Nueva York viven con el receptor permanentemente encendido. La música, los seriales lacrimógenos, las historias de superhéroes, los concursos, las crónicas de la alta sociedad y las leyendas sobre estrellas deportivas les sirven para ser un poco menos infelices y engarzan un anecdotario nostálgico de una época irrepetible. (FILMAFFINITY)
2 de octubre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gusta escribir críticas pasionales, pues una de las valiosas normas de los sabios dice que hay que evitar el exceso de fogosidad al realizar cualquier tipo de crítica (y en el mundo cinéfilo más todavía), pero en esta ocasión me voy a conceder una excepción.
Para mí, juntar a Woody Allen y a la radio, es como juntar a dos columnas imprescindibles en mi forma de ser. Y por ello, este film no sólo logra gustarme sino que lo he visto como si de un regalo se tratase.
Este film de finales de los 80 en la obra de Allen, lo encuentro más biográfico todavía que la cinta "Recuerdos" que filma Allen 7 años antes. Lo digo porque se centra de un modo más claro y preciso en una etapa del genio de Manhattan: su infancia, y la importancia que tiene la radio en esa estadio de su vida. En efecto, la radio es el elemento de unión entre los diferentes personajes que se nos presentan en esta cinta. La radio que no solamente escuchan cada uno de los presentes sino que, este "aparatejo" da sentido a las vidas de los mismos, a su forma de pensar y ver las cosas, al tiempo que va desnudando a cada uno de los protagonistas. Esta película nos da una idea de las influencias que Allen pudo recibir de este fantástico medio que luego plasmaría en sus obras mediante sus ideas y dialéctica.
Por supuesto, en medio de todo ello, no faltan los diálogos "allenianos" y ese exclusivo sentido del humor que no muere pese a los años, en un Allen que continúa haciendo películas que valen mucho la pena ver.
Me quedo con la escena en la que están presentes, el niño protagonista, sus padres y su profesor rabino, en que por inercia de la situación, discuten sobre quién tiene la autoridad explícita y mejor posición para atestar al pequeño, mientras éste va recibiendo continuos azotes. Es una escena sencillamente fantástica.
"Días de Radio", es una obra inconfundible del maestro neoyorquino, que lleva plasmado en cada escena su ADN, el ADN de la radio.
arrébola
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