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Voto de Víctor Manuel Mirete Ramallo:
8
Drama. Comedia Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genial. El cine argentino me sigue enamorando con películas como esta. Llevaba tiempo queriendo verla. Era de esos títulos que sin saber bien por qué se quedan almacenados en la lista de espera de la filmoteca personal y al que siempre le adelanta alguno otro. Por suerte, llegó su hora. El ciudadano ilustre: seductora, atrevida, ácida, inteligente, satírica, auténtica y crítica. Consigue desde el minuto uno despertar interés al espectador con un guión muy medido, un rodaje casero, un humor capcioso y unas interpretaciones llenas de verdad. Cohn y Duprat, dos directores que habitualmente trabajan juntos con relativo desacierto, han confeccionado un trabajo redondo que comenzó desde el momento en que se fue labrando ese juego de confusión que crearon al publicar una novela firmada por un falso ganador del Premio Nobel de literatura, Daniel Mantovani, y poniendo en la solapa la foto de Óscar Martínez, actor que interpreta al escritor en el filme; y que junto al resto de integrantes del reparto, conforman un magistral trabajo. Es, sin duda, el mejor ingrediente que atesoran las grandes cintas argentinas: la calidad actoral y la capacidad de transmisión que tienen sus personajes. Invisible, El otro hermano, Relatos Salvajes, Nueve reinas, El secreto de sus ojos y tantas otras…
Al margen de eso, a mi parecer, este ilustre ciudadano es una película brillante con lo que plantea y cómo lo plantea. Tan lúcida como entretenida, con una carga parlamentaria y discursiva que roza lo filosófico, de un modo natural, directo y fluido. Hace del costumbrismo y la sofisticación algo subversivo. Pero lo mejor que tiene este metraje es el azote que le da a las normas y a los estereotipos sociales con una sátira hilarante y cruda que va paulatinamente in crescendo en ritmo, sin perder la perfecta estructura narrativa del guión.
Cohn y Duprat no se preocupan por provocar al espectador empatía con los personajes, sino más bien por crear una convección en lo que cuentan, dotando de autenticidad cada escena, cada diálogo, cada pensamiento. Al final, a través de Mantovani y ese pueblito rural argentino llamado Salas, nos hablan sobre la ambigua relación entre el artista y la sociedad; pero también supone una vitriólica diatriba a ese estado de ingravidez que supone el patriotismo, la falsa humildad y el elitismo. No dejan títere con cabeza en esta más que recomendable película que si bien un sobresaliente puede parecer pretencioso, el notable alto le queda muy bien. No yo, pero sus premios y nominaciones en diversos festivales así lo corroboran.
Víctor Manuel Mirete Ramallo
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