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España España · Madrid
Voto de Pedro:
9
Comedia. Drama. Fantástico. Romance Una novelista (Emma Thompson) está intentando acabar su última -y posiblemente mejor- obra. Sólo hay un problema: tiene que encontrar un modo de matar al personaje principal (Will Ferrell). ¿Que cuál es el problema? Pues que el personaje principal no es un ente de ficción. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2007
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zach Helm firma un magnífico guión a la altura de los mejores cuentos fantásticos de Julio Cortázar. De hecho, recuerda esta historia al relato breve del gran escritor argentino “Continuidad de los parques”, donde se enlaza la ficción de un libro con el devenir de los personajes en la vida real. Incluso yendo esta película más allá, pues juega con nosotros entre tragedia y comedia como la elección que da sentido a la vida. Un juego que otorga al final de la película un significado especial. Porque lejos de lo que alguno pueda pensar, no es un final “made in Hollywood”, y quien así lo crea es que no ha captado la sutil ironía de que “renunciando a la obra maestra” la película precisamente alcanza un final que se le aproxima. Muy bien conseguida paradoja que para comprenderla obliga, claro, a verla.

Con tan sólido guión es difícil estropear el resultado, y el director de las reconocidas “Monster’s ball” y “Descubriendo nunca jamás” –Marc Foster– logra aquí a mi entender su mejor trabajo. Y lo hace sin mucha dificultad, porque tanto la interpretación del protagonista Will Ferrell como el plantel que le acompaña –donde brillan como actores de reparto Dustin Hoffman y Emma Thompson– acrecientan si cabe la base puesta por Helm.

Entre las abundantes secuencias con factura de mérito, destacaría una entre Ferrell y Hoffman cuando el personaje interpretado por este último acaba de leer la novela y se dispone a dar al otro la solución a sus problemas… Momento en el que ese toma y daca entre lo trágico y lo cómico aparece tan hábilmente mezclado que, dentro del drama que se nos muestra del protagonista, la escena es un verdadero manifiesto que te sorprende riendo… Y no riendo porque sea ridículo y mal hecho (como sucede en algunas pésimas películas de terror), sino por el buen logro de esa paradójica construcción argumental.

No hay que buscar a esta película una lógica con el mundo real, ni comportamientos razonables a sus personajes. Hay que introducirse en el universo que nos presenta con sus reglas, porque si no lo hacemos nos perderemos la esencia fantástica de la misma. Esa esencia tan próxima al autor latinoamericano que citaba, y al más auténtico realismo mágico, que efectivamente se muestra tanto o más extraño que la ficción.
Pedro
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