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Voto de Kyrios:
7
Western Tras haber participado en la Guerra de Secesión (1861-1865) en el bando nordista, un indio vuelve con su tribu y se encuentra un panorama desolador: su pueblo vive en la miseria y está a punto de perder sus tierras. Así, pues, tendrá que seguir luchando, en este caso contra las injusticias a las que su pueblo se ve sometido. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Devil’s Doorway (La Puerta del Diablo, 1950) es uno de aquellos filmes que es tan difícil encontrar en el género del Western como lo es un oasis en el desierto. Bien es cierto que comparte temática con una película que se estrenaría por las mimas fechas, como es el filme de Delmer Daves, Broken Arrow (Flecha Rota, 1950). En ambos filmes los protagonista son los que habitualmente eran los malvados del Western, como son los Indios. Sin embargo una obtuvo la fama (el filme de Delmer Daves) mientras que otro cardó lana (La Puerta del Diablo). Y eso que ni mucho menos, la película que firma Anthony Mann era menor a su compañera[1].

Anthony Mann, uno de los directores más interesantes del Western fue el encargado de dirigir la película, mientras que Guy Trosper escribió el guión, que estaba basado en una historia corta titulada” The Drifter” del propio guionista. La película fue una de las primeras incursiones que realizó el director en el género antes de los filmes por los que realmente pasaría a la posterioridad, como Winchester’ 73 (Winchester 73, 1950) o Bend of the River (Horizontes de Grandeza, 1952).

La película se ambienta en un período Histórico que transcurre justo después de la guerra civil norteamericana (1861-1865). Nuestro protagonista es un indio, interpretado por Robert Taylor que ha servido durante tres años en el bando nordista (los ganadores del conflicto). Sin embargo, cuando termina la guerra, comprueba paulatinamente como él y su pueblo son vistos por el estado como un auténtico problema, que trata de eliminarlos del mapa. Teóricamente, la ley del momento no reconocía a los Indios como ciudadanos norteamericanos (esto es totalmente cierto y hasta el 1925 esta ley permanece vigente) así que las tierras que pertenecen a Robert Taylor para el estado no son legalmente suyas, con lo que se abre la veda para que el pueblo pueda entrar cuando quiera en sus propiedades.

Lo cierto es que La Puerta del Diablo es un filme que encierra múltiples lecturas. El filme de Anthony Mann realiza una mirada escéptica y cruda hacía el establecimiento irracional de algunas leyes, como la que nos ocupa en el filme. Ley que es cuestionada en múltiples ocasiones en la película, tanto por la parte experta como es la abogada que interpreta la actriz protagonista Paula Raymond, como por el propio pueblo, que antes de que sean engañados por un terrateniente poderoso (que interpreta Louis Calhern) firman un manifiesto rechazando la ley.

El filme también nos presenta la diatriba cultural entre el pueblo norteamericano occidental y el indio. Mann no recurre a los lugares comunes ni a los clichés, sino que retrata la cultura india con una elogiable sobriedad, que queda patente en secuencias como la muerte del padre de nuestro protagonista, rodada casi con una visión antropológica.

Profético resulta el final de La Puerta del Diablo. Nuestro protagonista indio acaba derrumbado ante las balas de los soldados norteamericanos y evidenciando que no ha quedado ningún indio más detrás de él. Nuestra protagonista interpretada por Paula Raymond comenta en voz alta “Sería espantoso olvidar esta lección”. Hay que tener en cuenta el contexto social-Histórico de la película, realizada justo en la entrada de la década de los año cincuenta. El tema racial aún no estaba resuelto (de hecho, aún sigue siendo un tema bastante candente, aunque indudablemente hayan habido algunos progresos) y para muestra tenemos filmes como Santa Fe Trail (Camino de Santa Fé, 1940) realizado tan sólo diez años antes y que presentaba personajes históricos como el abolicionista John Brown como auténticos salvajes. Socialmente la etnia afroamericana seguía siendo vista como una raza inferior a la blanca. Por eso una película como la de Anthony Mann resulta tan profundamente actual, porque supo poner el dedo en una de las llagas más sangrantes del País estadounidense. A pesar de que La Puerta del Diablo es un filme que nos habla de la etnia Indígena y nativa de Norteamérica, puede leerse perfectamente como una parábola de otros pueblos maltratados por el Establishment dominante.

Formalmente la película adquiere en ocasiones un tono expresionista bastante notable. Además de una explotación del paisaje (típica del director y que se repetiría en ocasiones posteriores) donde queda más evidenciado este hecho, además de la maestría del director, es en la secuencia de la pelea en el bar. Mientras nuestro protagonista entra en el típico Saloon, una tormenta con rayos y truenos suena extraordinariamente de fondo. Puede parecer una nadería, pero pocas películas Westerns han utilizado de manera tan expresiva un elemento de la naturaleza.

[1] Como bien señala Scott Simmon en The Invention of the Western Film: A Cultural History of the Genre’s First Half-Century, Ed. University Press of Cambridge, Cambridge 2003, pp. 271

https://neokunst.wordpress.com/2015/01/08/la-puerta-del-diablo-1950/
Kyrios
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