Quizás soy el típico español que ve los demás países tal y como son, sin entrar en detalles políticos e históricos. En mi opinión la vida es muy corta para desperdiciarla en odios, envidias y rencores.

Me encanta París, esa ciudad tiene un encanto especial. Al igual que a Gil, el protagonista de nuestra historia, el aire antiguo que se respira, te atrapa desde el primer momento. Tiene el encanto y la magia de transportarte a otra época más antigua, y si la visitas de noche mucho más. Sus calles, sus casas, su esculturas, la estructura general del ambiente, parece que se hayan quedado congeladas en el tiempo. El mago Woody Allen aprovecha precisamente estos dones que posee la ciudad para enseñarnos una historia encantadora, que habla de sueños, de miedos, de confianzas y de dejarse llevar por lo que dicta el corazón, más que por lo que te marca la cabeza.

Gil es un guionista de cine que sueña con escribir una novela, gran amante de la lectura y fiel seguidor de escritores y dramaturgos como T.S. Eliot, Ernest Hemingway o F.Scott Fitzgerald, pues se encuentra de viaje en dicha ciudad invitado por sus futuros suegros. Su novia es una pija de cuidado perfectamente encarnada por la guapísima Rachel McAdams, que anula por completo a su novio y aprovecha cualquier oportunidad para ridiculizarlo delante de sus amigos o familiares, en especial cuando está ante su amor platónico de Universidad Paul. Poco a poco ella quiere pasar más tiempo con este que con Gil y esto lo lleva a tomarse unos paseos nocturnos para buscar detalles para su novela. Con lo que nunca soñó Gil era con hacer un viaje en el tiempo y transportarse a la época de sus admirados escritores. Allí coincidirá con Picasso, Salvador Dalí, Luis Buñuel y demás gente famosa de antaño. Vivirá una realidad paralela e incluso un romance con la amante de Picasso. Todo esto desaparece por la mañana y su único deseo es que vuelva la noche.

Owen Wilson es el actor ideal para este papel, sus gestos representan el asombro más sincero que se podría ver en pantalla, si realmente nos sentasen con nuestros ídolos de toda la vida. Me ha encantado como se aprovechan constantemente los exteriores de la ciudad para introducirnos en la historia. Incluso la fotografía está muy bien preparada, iluminando las escenas que realmente no le llenan, como son las que pasa con novia, amigos y suegros y oscureciendo con la noche y la luz tenue, la relación con sus nuevos y admirados amigos.

Otra obra maestra del genio. Muy recomendable. Y visiten París si pueden.