A ver, para los que llevamos años viendo cine de Sidney Lumet es verdad que tiene unas cuantas joyas del cine, quizás no películas sobresalientes, pero si de notable alto. Pero la nota que predomina en su dilatada filmografía es de un suficiente raspado y poco más. Con lo cual no me extraña nada la nota global de ésta película, porque cuadra con la mayoría de sus trabajos.

¿Pero qué falla en El abogado del diablo? Pues en mi opinión son varias cosas. La idea es una maravilla, no hay nada más llamativo para los amantes del thriller que un señalado sospechoso jugando con la ley, la propuesta me recordó bastante salvando las distancias a la película Fracture, la persecución entre el gato y el ratón.

Pero para ello me tienes que preparar no sólo una buena historia, sino un buen guión y este no lo es, para colmo me presentas al antagonista menos creíble de la historia del cine y lo peor no es que no haya Dios que se crea lo que hace el personaje de Don Johnson, sino que su actuación es penosa, sobre actuada y de muy mal gusto, vamos ridícula total. Y si le sumas que no tiene nada de química con Rebecca De Mornay, apaga la luz y vámonos. Para el que escribe, el único que se salva y gracias a Dios es el veterano Jack Warden.

Y si me ciño a la temática como cine de juicio, deja mucho que desear la verdad, ni siquiera los minutos de rodaje en la sala de juicio son interesantes. No me extraña nada que ésta película haya pasado por la historia sin pena, ni gloria.