Lo cierto es que esperaba mucho más de esta producción, no sé, una especie de biografía del más prolífico autor español de obras de teatro. Con Lope de Vega comienza el antes y el después en el teatro español. Por decirlo así es el padre de la tragicomedia. En esa época o se hacían dramas o comedias, pero nunca se fusionaban ambos géneros. El se atrevió y lo hizo con éxito, porque tenía mucho talento.

Me imaginaba los inicios del autor, su penosa juventud y sus comienzos en la escritura. Pero no, Andrucha Waddington, brasileño para más señas, y como podremos comprobar en la película, poco documentado, se lanza a la aventura presentándonos a un Lope hecho de una mezcla de Cyrano de Bergerac y Alatriste. Sí era un poeta y escritor y sí había estado en el ejército. Pero escoger la parte de su vida más alocada y rocambolesca, no le hace ningún honor a dicho autor. Es como hablar de un Gandhi en la universidad fumando porros y chutándose cocaína, cuando ha pasado a la historia por todo lo contrario. Pues no identifico para nada esta historia con el personaje. Porque por absurdo que parezca, los acontecimientos ni siquiera ocurrieron como aquí se nos narran, es más, se alteran en el tiempo y hay muchas diferencias con la realidad.

Lo cierto es que en ningún momento se me ha pasado por la cabeza que quisiera ridiculizar al personaje, pero lo ha querido retratar como un personaje de cómic y Lope de Vega era un maestro de la literatura y en eso se tendría que haber concentrado.