Precedida por una buena fama adquirida tras su paso por el Festival de Sundance, el debut de Ari Aster, ‘Hereditary’, es una verdadera joya del cine de terror y lo consigue prescindiendo de efectismos y demás lugares comunes del género.

La historia que narra es la de una familia que sufre la perdida de la abuela, la madre de Annie (Toni Collette), una mujer cuyo comportamiento fue siempre algo extraño, con quien Annie no pudo tener una buena relación lo que la lleva a buscar ayuda a un grupo de apoyo ante lo complicado de sobrellevar la relación con su hija Charlie (Milly Shapiro), quien era muy cercana a la abuela, junto a su marido Steve (Gabriel Byrne) y su hijo Peter (Alex Wolff).

En las sesiones del grupo Annie revela que ha sufrido algunas situaciones extrañas tras la muerte de la abuela, y cuenta la cercana relación de ella con su hija Charlie, pero un suceso inesperado volverá todo más complejo y desestabilizador para Annie y su familia, por lo que la aparición de una mujer que conoce en el grupo (Ann Dowd) y que la lleva a buscar contactar con sus muertos, será el camino para llegar a una serie de revelaciones inesperadas.

La película inicia como si de un drama familiar se tratase a partir del deceso y funeral de la abuela, lejos de los tópicos propios del cine de horror, pero en una dinámica que va acumulando información que en el tramo final encontrará sentido dentro del relato, los planos son de larga duración y fijamente sostenidos, algunos bastante cercanos a los personajes, logrando crear una gran intimidad y cercanía con ellos.

Pero cuando un inesperado giro cambia el curso de la historia, la narración se vuelve mucho más densa, gracias a la creación de una atmósfera cuya tensión solo irá en aumento y en la que los personajes se ven envueltos en una espiral de sucesos aterradores que se sienten más cercanos gracias a la empatía conseguida anteriormente, y a la buena mano del director para conseguir un clima aterrador sin necesidad de golpes de efecto ni sustos cortesía de un alto volumen, apoyado en un impresionante trabajo actoral de su elenco y una narrativa que se toma su tiempo para ir mostrando cada detalle, donde el espacio físico, en este caso la casa que habitan, termina volviéndose un personaje más dentro del relato.

Aster logra dar forma a un debut apabullante, una inquietante pieza de terror puro y contundente que recuerda por momentos a películas tan grandiosas como ‘Rosemary’s Baby’ de Polanski.

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