¿Acaso no es esta película la máxima representación del Séptimo Arte? Siempre habrá gente para denostarla, para menospreciarla, y si luego entras en el resto de sus críticas, encuentras que a películas como Teodoro métele mano al Tesoro o Rambo V le dan un diez, y se quedan tan anchos. De hecho he encontrado a un tipo que minusvalora esta joya y le da un diez a Mortal Kombat y a varias series modernas que dan vergüenza ajena. Dicho lo cual, aparte de defender el derecho a que cada uno diga aquí lo que le plazca, sí que defiendo el cine de calidad por encima de todo, y si Truffaut decía que no había nada nuevo en el cinematógrafo desde D.W.Griffith, aún podríamos añadir que nada nuevo hay desde Grecia, pues podremos concluir, que aunque esta película se estrenó en 1928, representa un avance de modernidad inusitado.
Pero aquí no estoy yo para criticar a nadie, sino para ensalzar a Conrad Veidt, quien lleva a cabo la mejor interpretación masculina de la historia solo con los ojos, sin hablar, si mover la mitad inferior del rostro. Algo increíble y maravilloso.
Mientras tanto los listos de siempre comparan al hombre que ríe con el Guasón, enemigo primigenio de Batman, y comienzan con sus sesudos juicios y comparaciones, creyéndose Schopenhauers modernos, con lo que pretenden impresionar a crédulos y analfabetos.
El guión basado en la novela homónima de Victor Hugo no hace aguas por ningún lado, y aunque algunos crean ver el expresionismo alemán, realmente lo que hay aquí es cine, cine con mayúsculas. Una obra maestra sin parangón.