En primer lugar decir que sí, que es una película pensada indirectamente para el Óscar. Si me apuran elegante al tiempo que descaradamente. ¿Y qué? Con todo creo que es una muy apreciable cinta con ese encantador y realista toque que le dan los ingleses a las biografías. Con ese realismo y puesta en escena milimétrica y ajustada al tiempo y el espacio. Que tiene tópicos en su entramado narrativo y visual, por supuesto. Pero es una buena historia y no estamos sobrados de ellas, cuando el cine americano esta revistando desde la nouvelle vague de los sesenta hasta los descubrimientos dramáticos de los noventa. Que te guste una película en la actualidad ya es un triunfo.
El lenguaje matemático es frío pero necesario. La matemática es el lenguaje de la física. Y la física es la madre de todas las batallas. Incluso la que se libra entre inteligencia y el conservadurismo cerril y moralista. Las maravillas encriptadoras barra desencriptadoras. La máquina-reloj. Ciencia y libertad. Los dioses bendecían a los progresistas.
Y tiene algo muy apreciable y es que cuenta la guerra pero en el otro escenario. En el del tablero de ajedrez de los servicios secretos y aláteres. Y lo cuenta bien y creíblemente. Y los actores quitando Keyra lo hacen muy bien. Si acaso estoy de acuerdo con Valdemar en que Cumberbatch al final de la película tiene alguna tentación de imitar a la insufrible Meryl-gesticuladora. La puesta en escena, la fotografía, británicas. Y la música de Alexander Desplat. No se puede pedir más. En el aspecto técnico formal es una obra de precisión.
Luego podemos discutir cómo se plantean temas candentes. La actitud del protagonista. Bueno a mí me gusta la gente que lo tiene claro y que lleva sus ideas hasta el final. A veces pensamos que alguien es un chulo cuando en el fondo es que no queremos reconocer que lleva razón y que tiene las cosas claras. La determinación del genio matemático y padre de la moderna computación sirvió para ayudar a ganar la guerra a los nazis. La colaboración del grupo superando rencillas, envidias y celos es un monumento a la colaboración.
Pero lo fundamental es como pone sobre el tapete el hecho de que por tener una opción sexual determinada una sociedad puede poner en peligro el progreso. . En ese aspecto me reclamo del progresismo. Aquello que hace progresar a la sociedad sin cortapisas de tipo moral o de género. A este respecto la actitud de las instituciones públicas ante la brillante compañera interpretada por Kenigthley es otra tal.
Y lo bonito es como en dos direcciones, la labor de descifrar la estructura de encriptación nazi y al tiempo las relaciones de Turing no solo con sus compañeros sino con Joan Clarke …
Ah... y sale Tuppence Middleton
Pero detrás de la belleza hay otra belleza. El modelo proposicional. Roger Penrose. Wingestein. La contraposición entre ordenador y cerebro. La por ahora imposibilidad de replicar un segundo de nuestro cerebro. Y todo con un tristísimo final. Como su amor imposible. Porque los amores (como los flequillos imposibles), cuanto más imposibles…….