Vi la película en 1987 en Madrid con un grupo de amigos. La sala estaba llena de gente. Cuando la película terminó y las luces se encendieron, nadie se movió de sus asientos. La película fue tan impactante, profunda, inteligente, aterradora, que simplemente no pudimos asimilar lo que vimos.

Esta no es una película de terror habitual. Es extremadamente psicológica. Algunos días después de ver la película estuve bajo la influencia de un extraño sentimiento: una especie de miedo inusual, subconsciente. Ancestral, miedo antiguo.

Para provocar este estado de ánimo, el director concibió una atmósfera claustrofóbica, altamente misteriosa e inquietante: escaleras de caracol, sombras, puertas correderas, banda sonora intensa y visceral llena de sonidos subliminales, y lo más importante: un inteligente argumento, diferente de lo que hemos visto hasta ahora.

También es una historia sobre el karma y su remuneración. El descubrimiento de quiénes somos en realidad. Destino.

10/10