"Spectre" termina de cuadrar el círculo perpetrado en "Casino Royale" de forma absorbente y divertida. Si "Skyfall" era sobria y seria, "Spectre" es el hermano opuesto: divertida, entretenida, absurda y gloriosa en sus propósitos. Más tradicional con el esquema Bond clásico y dando a Daniel Craig una nueva dimensión dentro del personaje: una en la que puede seguir interpretando como sólo él sabe, pero también otorgándole un aire de relajación, de acomodación en el rol y en la aventura. Se le ve maduro y adulto, cambiado tras todos estos años, así como sus misiones. Ya no son tan sucias y rudas como al inicio, sino elegantes y ordenadas.

La historia no tiene esa sorpresa rompedora de "Royale", esa sucia depresión de "Solace", ni esa profundidad de "Skyfall". Pero tiene el disfrute que no había en todas ellas. Tiene al Bond experimentado y galán que no estaba en aquellas. Tiene al James Bond clásico que no estaba allí.

El ritmo es muy bueno, la acción nunca supera a la secuencia de México D.F. pero sigue siendo estelar, la música acompaña muy bien e incluso el discurso sobre la vigilancia (tal vez lo más profundo de la misma) encumbra a la película. Admitan a "Spectre" como lo que es: la película más dinámica y divertida de Craig como Bond. No tiene mayor propósito. Y en ese propósito no hay quien la pare.