Magnífica obra del genial Ford, en cuya filmografía hay muy pocas fisuras.

En esta entrañable historia sobre la concienciación social de los habitantes de una ciudad de Gales, dedicados en su mayoría a la explotación minera Ford teje magistralmente los hilos de una maravillosa y entrañable historia en torno a una familia tipo de la zona, de raíces fuertemente asentadas en el catolicismo, y cuyos vástagos poco a poco y ante la progresivamente opresora situación laboral en la mina van haciendo frente a la autoridad familiar, lo cual en aquella época suponía un acto de rebeldía equiparable a la eclosión de la más cruenta e insurgente de las revoluciones que jamás hubieran existido.

Sin nigún tipo de tendenciosidad ni alevosía Ford nos sumerge en este proceso de desalienamiento por parte de unos trabajadores demasiado "acomodados" por los hábitos de la época.

Conscientes de que no pueden seguir encorsetados por la relativa comodidad y aletargamiento de sus conciencias, poco apoco van despertando a la vida a la vez que luchando también por cambiar los fuertemente enraizados y anclados clichés reaccionarios.

Cada generación supera a la siguiente salvo algunas excepciones de involución casi siempre delatadas por el recorte de las libertades individuales.

Y cada generación lucha por deshacerse del albornoz del pasado y hacerse camino al andar. Esa es la lección magistral de Ford en ésta y en la mayoría de sus películas.