Sí, ya sabemos que Sergio Sollima es (creo que aún sigue vivo, cerca de los noventa años) un comunistoide. Y digo comunistoide porque comunistas es difícil que existan en esta Europa Capitalista, lo mismo que hay cristianoides, que cristianos es otro cantar. Yo no veo connotación ideológica en este western fallido. El director pasará al Baúl de los Olvidados por su aporte al cine.

El guión es manido. Nada te sorprende porque todo lo que va ocurriendo lo has vaticinado antes. Lee Van Cleef no está aprovechado del todo, aunque tiene buenos momentos. Tomas Milian, no es que no esté aprovechado, es que es un actor mediocre. Otro que irá al baúl mencionado.

Y la música de Morricone es pasable en su conjunto pero con la excepción del tema de inicio con los títulos de créditos, que es pésimo.

Hay unos cuantos duelos interesantes pero tan plagiados de las películas de Sergio Leone (sobre todo al acentuarlos con el mismo estilo de música y los mismos movimiento y encuadre de la cámara) que es para que el director enrojeciera de vergüenza.

Con tántos y tan maravillosos títulos de los maestros del western (John Ford, Anthony Mann, Howard Hawks, etc., por citar a unos pocos) o los realmente interesantes Spaghetti Western del incomparable Sergio Leone, está claro que hubo directores que quisieron hacer caja como sea a costa de ausencia de calidad en sus propuestas. Y, hala, a hacer como churros mediocridades con el Tomas Milian, el Bud Spencer, el Giuliano Gemma, y demás actores de penúltima fila (dejemos la fila última vacía). Y con Lee Van Cleef, que el pobre después de hacer de secundario (terciario, diría yo) en numerosos western (de personaje malo, claro) durante años, se dio a conocer como actor principal con Leone y luego desapareció.

Lo que decía, no sé para qué me molesto en hacer una crítica.