"Detrás de las paredes" (2011), la que acabo de comentar, tuvo un reparto lleno de caras famosas. "La trampa del mal" está poblada de desconocidos; la primera tuvo un presupuesto de 50 millones de dólares mientras que la segunda se quedó en los 10. Sin embargo, la una recaudó algo más de 38 millones de dólares y la otra sobrepasó los 63. Ambas son películas sobrenaturales, aunque más psicológica en el primer caso y más fantástica en el segundo. Pero, ahí está la diferencia, que el dinero o los actores no pueden tapar: "Detrás de las paredes" es una floja película y "La trampa del mal" es inquietantemente buena.

¿Por qué? Por un lado, está la historia: un grupo de personas atrapadas en un sucesor, sobre el que se acaba sospechando de que uno de ellos sea satanás. Por el otro, está muy bien rodada. En sus escasos 80 minutos no se permiten divagaciones ni añadidos superfluos. Directa, original, intensa y muy intrigante, como si fuera una especie de los Diez Negritos de Agatha Christie, asistiremos a un claustrofóbico encierro, mientras que tratamos de desenmascarar al diablo. Muy bien M. Night Shyamalan que parece demostrar que es mejor escritor que director de cine. Pues habrá que seguir sus "The Night Chronicles".