Enseñemos las cartas. "Scooby Doo" no es que fuera una gran serie de dibujos animados pero no dejaba de tener su gracia. A mí de aquellos años era una de las que más me gustaba. Luego la inmensa calidad del anime japonés dejó en un segundo plano estos dibujos de factura norteamericana. Pero esta es ya otra historia. Sea como fuere, la serie original era bastante simple y lo que ha hecho Raja Gosnell es trasladarla muy fielmente a la gran pantalla. Quizá el único cambio esté en que aquí los monstruos son de verdad, cosa que siempre he deseado. Y bueno, esa especie de mal rollo entre el equipo que afortunadamente dura unos 15 minutos. Entiendo que a muchos les hubiera gustado una cosa bastante más adulta y más seria pero es que los dibujos no eran así. No sé si es que no os acordáis o es que no conocéis esta creación de Hanna Barbera. Dicho esto se ve que el gran público no le dio la espalda a este trabajo siendo la 15º película más taquillera del año 2002 a nivel mundial. Por algo será.

Aclarado este punto, el éxito de "Scooby Doo" no es casual. Se trata de una película realmente entretenida que me ha hecho reír de lo lindo. Después de la zafiedad de Torrente, se hecha de menos un humor tan inocente como éste. Es cierto que es un poco tonta, que tiene un aire de serie de Disney Channel y que el concurso de pedos sobra por completo. Pero en el resto cumple con creces. Una historia atrayente, misterio, humor, muchas aventuras, su dosis de romance y el espíritu original de los dibujos. Todo bien agitado y con un ritmo endiablado. Pasa de todo en muy poco tiempo. Por si fuera poco se trata de una obra familiar, muy apta para un público infantil con el que verla sin avergonzarte. Digamos que moralmente es de lo más escrupulosa. Por último atención a las bellezas que por aquí desfilan: Isla Fisher (Mary Jane), Sarah Michelle Gellar (Daphne) y la más guapa, Linda Cardellini (Velma) con sus gafotas incluidas. Aquí no luce mucho pero cuando se arregla un poco está tremenda.