Para aprovechar convenientemente esta película habría que verla grabada y con un papel y lápiz ir tomando nota de todos los datos que van saliendo en pantalla. Habría que pararla unas cuantas veces e ir recomponiendo el rompecabezas que hemos ido configurando en nuestro escrito. Sólo así podríamos intentar solucionar el enigma. De lo contrario tenemos la sensación de estar presenciando un juego de trileros en el que en vez de tres cubiletes hay doce con el personaje escondiendo la bola durante minutos y minutos sin tener ni idea de donde está la bolita.

El caso que se plantea es de una gran sofisticación por lo que creo que aun teniendo todos los datos resultaría más que complicado saber quién o quiénes son los asesinos (el empleo a continuación del singular no quiere decir necesariamente que sea uno sino que lo hago por economía del lenguaje). Claro que también hay que añadir que los errores que comete el susodicho, las coincidencias y la cantidad de pistas que va dejando hace que la tarea de Hercules Poirot resulta mucho más sencilla de lo que debiera ser.

Pese a la complicación y hasta lo rebuscado de la trama, "Asesinato en el Orient Express" consigue mantener la intriga hasta el desenlace lo que hace que sea una película que gusta de ver. Dentro de su amplio reparto de caras conocidas no puedo dejar de destacar la gran interpretación de Ingrid Bergman con el que se llevó el Oscar y el personaje de la princesa Dragomiroff, la anciana rusa blanca, noble, zarista (atención a los iconos, reliquias y las fotos de los últimos zares, Nicolás y Alejandra en su compartimiento) y exiliada que a su propia excelsa condición une un look bastante gótico que me recuerda a Drácula (la de Coppola) pero en mujer.