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Voto de Reaccionario:
1
Comedia Segunda película de los Monty Python, en la que abordan la historia del legendario rey Arturo y de sus caballeros que van a la búsqueda del Santo Grial. (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2016
8 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por si quedaba alguna duda sobre la calidad de "Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores", la pesadísima escena inicial con los cocos y las golondrinas confirma nuestros peores temores. Sí, es incluso peor que "La vida de Brian" (1979), que es ya es decir. Me temo que al Rey Arturo y a sus paladines no les va a gustar nada esta aberrante parodia de sus aventuras que, más que otra cosa, ensucia su leyenda. Afortunadamente, llegó seis años más tarde John Boorman para devolverles la gloria en su maravillosa "Excalibur" (1981). Dicho lo cual reconozco que esta presunta comedia tiene un par de escenas simpáticas: la del "furioso" conejo y algún momento con el enfrentamiento del caballero negro, que el resto es desagradable. Pero no nos dejemos engañar por esto: la película es aborrecible, cansina, muy plasta y con un sentido del humor tan particular que diría que es inexistente porque se apoya en el mal gusto, la estupidez humana y la repetición. Eso de insistir e insistir en el mismo chisto es horrible. En cualquier caso me resisto a pensar que a los ingleses de los años 70 les gustaba este tipo de cine lleno de bobadas y simplezas carentes de gracia.

Sinceramente, me cuesta entender que haya personas que se diviertan con esto, siempre y cuando no estén fumados. ¿Produce risa estos diálogos de besugos, esta cháchara incesante, esos personajillos que aparecen para soltar un réplica que ya hemos oído tres o cuatro veces antes? A mí el ridículo que hacen estos señores, los Monty Python, me produciría vergüenza ajena si no estuviera tan hastiado como para prestarles la suficiente atención. De todos modos me ha hecho pensar de nuevo sobre qué hace gracia y qué no. De las diversas teorías que existen considero que la más completa es la que entiende que la risa viene cuando hay un fallo en el rol del personaje (teoría dramatúrgica), lo que le aboca al ridículo. Pero aquí esto no pasa porque el papel dentro de la trama es consecuente con la propia película: todo es absurdo y todos son unos chalados. Desde luego, hay otras hipótesis como que nos reímos de los demás, de lo ilógico en sí o de ciertos temas, pero en realidad, salvo en personas muy concreta, lo que se basa en este principio no es normal ni verdaderamente graciosa sino que lo será en tanto sí responda a este error en la representación social.
Reaccionario
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