"Babadock" es la primera película de la australiana Jennifer Kent, antes actriz, y curiosamente es una de miedo, género al que rarísima vez se han acercado las mujeres como directoras. Vamos, ahora no recuerdo ningún otro ejemplo como éste. El caso es que "Babadock" se vende como una película que se encuentra a caballo entre el terror psicológico y lo fantástico. De hecho, Kent mantiene la ambigüedad buena parte del relato e incluso una vez vista hay muchas personas que entiende que el monstruo no es real sino producto de la imaginación mientras que para otros sí que lo es. Más que interpretaciones distintas, me parece que la directora lo que hace son algunas trampas porque la estructura de la obra es de lo primero pero nos introducen varios elementos que confirmarían lo segunda (SPOILER).

Sea como fuere, aunque la película empieza de forma un poco dubitativa, te acaba interesando. Incluso tiene al menos un momento que me ha puesto la piel de gallina, cuando ella está viendo las noticias por la televisión y no digo nada más. Ahora bien, el largometraje termina desvariando y no sólo porque llegado a un punto parece convertirse en "Sólo en casa" (1990) o alcanza el ridículo con la "madre dómina" que por "mi hijo, mato". No, es algo más profundo. El principal problema del largometraje reside en dotar de entidad al monstruo. Cómo he dicho antes, no vale con engañar al espectador con que si Babadock es real o no. Lo sea o no, no sabemos nada de él. Su comportamiento es totalmente errático, desconocemos sus intenciones, sus poderes o su naturaleza. En el fondo, es un bluf total.