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Voto de Reaccionario:
6
Drama. Bélico Cuatro soldados de la División Azul española que habían participado en la invasión del territorio soviético por parte del ejército alemán son apresados tras la expulsión de las fuerzas hitlerianas. Son enviados a campos de trabajos forzados y la única manera que tienen de vivir una vida mejor allí es renunciando a la nacionalidad española. Tan sólo dos de ellos aceptan tal condición, pero los otros españoles comienzan una lucha por ... [+]
5 de junio de 2016
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si cualquier obra anticomunista, en realidad que sea contraria a lo que es lo "progre", corre el riesgo de ser difamada y olvidada, con más motivo si la misma surge de una dictadura derechista. Este es el caso de "Embajadores en el infierno", una película basada en la novela de Torcuato Luca de Tena, "Embajador en el infierno" (también de 1956), que recoge a su vez las andanzas de Teodoro Palacios Cueto, el capitán Palacios, en tierras rusas, es decir, de un miembro de la División Azul que acabó prisionero de la Unión Soviética, como tantos otros, a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. El largometraje comenzó con polémica, desde los varios directores posibles a las imposiciones de la censura para llevar el ascua a la sardina del régimen y sobre todo, los intentos de quitar protagonismo a la falange, que fue el verdadero motor y la que nutría de hombres a este grupo de combatientes. Por cierto, que muchos de los falangistas más filonazis que se apuntaron a la División Azul y que eran partidarios de que España luchara abiertamente como país al lado del Tercer Reich luego acabaron en la izquierda bienpensante, como el poeta Dionisio Ridruejo. En cualquier caso, sesenta años más tarde la cosa sigue igual. Los de la izquierda la ven como mera propaganda fascista mientras los centristas la justifican en su contenido político, además de cinematográfico. Yo por mi parte, el de la derecha, voy a intentar ser ecuánime, como siempre.

Por un lado, salvo para ignorantes y sectarios, el comunismo en general y el estalinismo en particular fueron un horror. De hecho, como algunos apuntan, la visión del cautiverio de José María Forqué es extremadamente suave. A estos prisioneros los hubieran fusilado a los cinco minutos. Ahora bien, "Embajadores en el infierno" olvida, que en su intento de luchar contra el comunismo, la División Azul peleó codo con codo, junto a otros aliados del Eje, con los nazis, que cometieran auténticas barbaridades en este de Europa. Aquí aparecen españoles, italianos, rumanos, alemanes y no sé qué más, como si fueran caballeros de reluciente armadura, lo cual es bastante injusto y en el fondo, falso. El que Hitler o Stalin fuera muy malos, que lo eran, no exime a los demás de justificar sus actos, ya sea mediante Divisiones o mediante bombardeos masivos o nucleares. El caso es que pese al baño político, a veces algo forzado, tenemos una película áspera, bien rodada, con fuerza, estilo y una ambientación excelente. El guión divaga un poco, echo en falta que se profundice en los aspectos políticos y humanos, pero quizás sea demasiado para 1956, aunque en ocasiones es emotivo. En definitiva, viene a ser "El puente sobre el río Kwai" (1957) y "La gran evasión" (1963) pero a la española y lo que es más importante, antes de estas superproducciones extranjeras. No me extrañaría que David Lean y John Sturges se inspiraran en esta "Embajadores en el infierno".
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