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Voto de Sandro Fiorito:
5
Drama Desde que su madre murió, Anka ha vivido con su padre, y su relación ha sido siempre más amistosa que paterno-filial. Cuarto de los diez mediometrajes realizados para la televisión por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz, denominados genéricamente "Decálogo". Cada uno de ellos se inspira en uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY)
17 de abril de 2010
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y vamos a la carga con el cuarto mediometraje de la serie de diez capítulos de aproximadamente, sesenta minutos de duración que el director Krzystof Kieslowski realizó para la televisión pública polaca junto con el guionista Krzystof Piesiewicz.

Desde el episodio que da nombre al cuarto mandamiento (“Honrarás a tu padre y a tu madre”) se juega a practicar lo contrario que predica el decálogo en el que se basa esta película. Revisa las relaciones entre un padre y una hija que viven juntos desde una plena armonía que mantiene en su recuerdo a la fallecida madre de la chica. Lejos de parecer el modelo más clásico y televisivo de padre e hija, transmiten el espíritu de una relación amistosa, jovial y vivaz que ya en los primeros compases de la película puede incluso inquietar al espectador por las miradas que ambos se intercambian. Durante un viaje que el padre ha debido realizar, la hija, Anka (Adrianna Biedrzynska) contempla repleta de curiosidad una carta que parece que su padre ha olvidado sobre la mesa, aparentemente escondida entre otros documentos, que indica claramente que sólo deberá ser abierta cuando se produzca la muerte del progenitor, Michal (Janusz Gajos).

Así pues, la cinta de Kieslowski mantiene con brío la tensión desde el primer minuto, cediendo gran importancia al carácter de intriga en que se baña la película y ofreciendo una primera hora con detalles memorables y escenas de gran fuerza que se ven dinamitadas por lo que posteriormente vivirán los protagonistas. Unos momentos que han llegado a mis entrañas cargándome de incomodidad y confusión, sensaciones que no he conseguido hacer desaparecer hasta el final de la cinta, en la que todo parece aclararse, pero de un modo insuficiente. Confieso que durante los minutos posteriores a la primera hora de metraje, me han dado ganas de darle al STOP e irme a dormir, no sin levantarse en mi estómago un estado revolucionario.

Situándonos en la parte técnica de la película, en su forma de contar las cosas y de transmitirlas a través de las realistas interpretaciones de Adrianna Biedrzynska y Janusz Gajos, la calidad que despiden todos sus fotogramas es sencillamente insuperable. Pero a mí me ha tocado la fibra moral su argumento, que no comparto ni aunque sólo sea una intención con vistas a un arreglo cercano. Seré un joven antiguo, un ignorante o sencillamente las inclinaciones que se pintan me parecen fuera de lugar incluso hoy, diez años después. Pero no he asumido la trama, o por lo menos, no he querido hacerlo.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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