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España España · málaga
Voto de nachete:
6
Drama Tom tiene 28 años y está destinado a seguir los pasos de su padre en el sórdido y a veces brutal negocio inmobiliario. Sin embargo, gracias a un encuentro casual, concibe la ilusión de llegar a ser pianista como su madre. Con gran determinación, empieza a prepararse para una audición con una experta pianista china. Como ella no habla francés, la música será el único medio de comunicación entre ambos. En estas circunstancias, su trabajo ... [+]
27 de julio de 2007
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue la gran triunfadora en la última edición de los César y viene precedida de estupendas críticas en el país vecino. Bien, no es para tanto… pero tampoco está nada mal. Audiard supera su anterior Lee mis labios (no lo tenía difícil: era una obra atractiva pero muy irregular) atreviéndose con un remake de Fingers (Melodía para un asesinato, James Toback, 1978), que no he visto. Por tanto: comparaciones, ninguna. Tomemos la obra tal cual está, sin rendir cuentas a nadie. ¿Qué me gusta de ella? Principalmente, su protagonista. Esta es una película movida por la fuerza de su personaje principal: él lo es todo, y si él falla, fallo todo lo demás. Pero no falla, porque Romain Duris logra una interpretación ajustadísima de ese nuevo antihéroe moderno con el que nos gustaría identificarnos: atormentado, seductor, romántico, frágil, un poco cabrón. Pero también me gusta la forma que tiene Audiard de filmar la realidad que lo circunda, de sembrar de oscuridad un recorrido que es emocional y cognoscitivo a un tiempo. Audiard (y su guionista habitual) dibuja muy bien esa complicada relación paternofilial basada en la necesidad y el rechazo mutuos, aunque no logre evitar caer en algún lugar común innecesario.

Equiparar el latido del corazón con el ritmo vertebrador de una pieza de Bach y el pulso nervioso/pausado de la narración no es el único mérito del film: se entra con suavidad y desconfianza en él, pero luego cuesta salir. Gracias, sobre todo, a Duris y el resto del reparto (Niels Arestrup está para quitarse el sombrero), al buen quehacer de Audiard y a la labor de Stéphanie Fontaine (las escenas de violencia se benefician de una oscuridad muy bien planteada) y Alexandre Desplat. Y aún aceptando que no hay nada especialmente sobresaliente en este remake aparte de su buena factura (porque no lo hay, esto es así y punto), este termina si no cautivando, sí al menos cayendo simpático y entrañable. Además, el conflicto que plantea (la forma de huir de un presente incómodo marcado por la ilegalidad -el Padre- para volver a un pasado que aún deja oír sus ecos sobre los acordes de un viejo piano -la Madre) se resuelve con sutileza en un plano-metáfora eficaz y perturbador (que no desvelaré por eso de la validación).

Lo mejor: Romain Duris.
Lo peor: no logra trascender su material de partida.
nachete
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