Vamos a dejarlo claro desde un principio: el único director que ha sabido recuperar con inteligencia y buena mano el cine de aventuras en los últimos años ha sido Stephen Sommers. ¿Por qué? Porque sabía de lo que hablaba, lo ha mamado desde pequeño y tiene talento. Breck Eisner no. Este es un tío con una jeta más grande que el mapa de África que intenta subirse al carro para hacer su buena taquilla y ganar unas perras. Ningún problema si te desmarcas con algo mínimamente decente, que entretenga al menos, pero no con esta absurda, bochornosa payasada con buscatesoros guay (McConaughey perdiendo enteros), muchachita guerrera (nuestra Pe), amigo graciosete (Steve Zahn) y malo de pacotilla (el francés Lambert Wilson).

Lo peor no es que no esté a la altura en las escenas de acción, ni que no sepa equilibrar las dos líneas argumentales que mueven la trama; lo peor no son las penosas interpretaciones, la forma en que desaprovecha el paisaje, la fotografía de postal, el ecologismo barato, los diálogos de besugo o los chistes sin gracia. No, no y no... Lo peor es que ¡es aburrida! Qué digo aburrida, es un tostonazo como un piano, y eso en una película de aventuras es imperdonable. En fin, un nuevo escalón descendente en la temible carrera de nuestra actriz más internacional.

Lo mejor: ...
Lo peor: prácticamente todo.