Hablando pronto, rápido y mal, con dos huevos, ha hecho Nacho Vigalondo este corto. No lo ha echado para atrás ni el que dirán, ni el hecho de poder sentir vergüenza por "esto", nada, y es precisamente ahí donde radica el principal valor, la ausencia de ataduras, el haber hecho lo que se le ha plantado en los mismísimos...
Pero no queda todo en un: "joder, qué tio, ha hecho lo que ha querido, qué valor..." no, sino que hasta el propio corto impresiona y a mi sinceramente me pareció cojonudo.
La vaca, la batbola y vigalondo son una mezcla heterogénea en un conjunto homogéneo, es decir, el humor de Vigalondo y el sino del corto en sí, hacen de algo pequeño un gran descubrimiento.