El nombre del director danés Thomas Vinterberg suele ir asociado al de un compañero de profesión del mismo país, el polémico Lars Von Trier. Ambos son los precursores del movimiento Dogma 95, aquel cine basado en normas estrictas que abogaba por un cine igualitario, sin grandes presupuestos, sin el uso de trípode, efectos especiales, fotografía, música no diegética y recursos narrativos como las elipsis, ni siquiera podían firmar sus propias obras con su nombre en los créditos. Los dos primeros Dogmas's fueron los más aclamados, Celebración (1998) de Vinterberg y Los Idiotas (1998) de Von Trier.

Desde entonces ambos directores han seguido colaborando asiduamente, Von Trier participa en el guión de Querida Wendy (2005) -de Vinterberg-, y es productor de las películas más relevantes de su filmografía con su productora Zentropa, It's All About Love (2003), la citada Querida Wendy (2005) y La Caza (2012), su última película. Protagonizan Mads Mikkelsen -ganador del premio al mejor actor en el Festival de Cannes- y el actor fetiche del director, Thomas Bo Larsen.

La vida de un profesor de guardería, Lucas (Mikkelsen), se ve sacudida cuando echa una reprimenda a una alumna por darle un beso en la boca -la niña está enamorada del profesor, además es la hija de su mejor amigo (Larsen)-. La cría no toma de buen agrado el rechazo y le explica a la directora del centro (Susse Wold) ciertos actos -falsos-, indicios de que Lucas ha abusado sexualmente de ella. Para el maestro empieza un calvario, es despedido, arrestado, y sufre las iras de su familia, el pueblo...

Nunca me interesó el Dogma '95 pero aún ese desinterés Celebración de Vinterberg es una gran película. Con La Caza vuelve a conseguir una película con ciertos paralelismos con aquella, un conflicto de abuso a menores -en este caso falsos- con miembros de una misma comunidad, rodada de manera costumbrista y cercana, sin esquivar los momentos más duros e incómodos para la vista del espectador -muchos-. La diferencia con Celebración salta la vista, La Caza no está anclada en el amateurismo del Dogma, y se aprovecha de una amplia gala de recursos para hacer un cine más académico, esplendido sacando partido de los recursos técnicos que dispone: la fotografía de Charlotte Bruus Christensen -las escenas de caza-.

Otra de las grandes bazas de La Caza -y que también estaba muy bien en Celebración- cabe encontrarla en los personajes, Vinterberg se toma todo el tiempo del mundo para mostrarlos, y ellos hacen el resto. Mads Mikkelsen está inmenso en el papel de un hombre solitario al que la vida le da la espalda, y a Thomas Bo Larsen le basta la mirada para transmitir emociones. El resto con menos peso pero igual de excelentes en una película que es eso, excelente.