Entre la sátira política y la comedia costumbrista oscila esta historia sobre un hombre inocente y sin aspiraciones, que llega a ser intendente sin siquiera esperarlo.
Con una estética onda western muy bien lograda, la historia es narrada con ritmo ágil, buen sentido del humor y con tono crítico, adquiriendo relevancia los diálogos, que además de irónicos y mordaces; son ilustrativos de la idea que se quiere representar. En ese sentido, son destacables también, algunos detalles escenográficos y gestos de los personajes (amplio en spoiler)
El escenario político de cualquier país está representado en los personajes (la Iglesia, la oposición, las relaciones internacionales y demás), que, como en toda sátira, tienen actitudes algo exageradas y por momentos obvias. El elenco que los interpreta es sólido en todo momento y aunque puede reprochárseles alguna sobreactuación; las mismas se perdonan porque son coherentes con la situación del personaje y con el sentido paródico que va adquiriendo la historia.
El problema que presenta, o lo que al menos a mí no me termino de convencer; es que a medida que avanza, ese tono crítico con el que inicia se debilita y las situaciones se vuelven algo extremas, perdiendo además un poco de humor. Algunas situaciones (incluido el final), pese a integrar la idea que se quiere transmitir, tienen resoluciones algo sencillas y deja la sensación que optaron por la salida fácil. No son malas, pero por la consistencia de su primera parte; era esperable un desenlace un poco más complejo.
En conclusión, una película con buena realización que pese a sus falencias, es divertida; funciona muy bien como sátira y termina resultando bastante original.

Mi calificación: 7.5