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Voto de bogartiano:
8
Drama Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando ... [+]
5 de enero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Loable ejercicio de concienciación ciudadana, en lo que se refiere a la justicia y la máxima de esta en lo que respecta a la defensa de los derechos de los más débiles, que nos ofrece en este film, el director progresista, Sidney Lumet. Película dura y valiente, criticando la hipocresía de las personas: Familiares que quieren cobrar mucho dinero y cuanto antes mejor, a costa de una persona convertida en un vegetal. Una mujer que vende a Galvin (Newman) a su enemigo, haciéndose pasar por enamorada, que al final lo está, por cierto (personaje parecido al de Eva-Marie Saint, en North by Northwest). La iglesia tapando el caso para que no salga a la luz, a sabiendas que se ha cometido negligencia. Turbio panorama.

En cuanto a los personajes, decir que la actuación de Newman es magistral, de las mejores de su carrera. Un hombre roto, (defenestrado en su gremio, por estar en contra de corruptelas) alcoholizado, se da cuenta que su vida debe cambiar radicalmente, e inicia un duro camino hacia la redención. Magnifica su caracterización del personaje Frank Galvin. Creíble de verdad para nosotros la depresión del personaje por su forma de actuar (su forma de andar, de mirar, etc). Poco a poco vemos su cambio a mejor, ya no va encorvado y arrastrando los pies, y su mirada se vuelve más resuelta y decidida. Vuelve a ser lo que siempre fue, un defensor de los débiles y de la justicia con mayúsculas. Maravilloso Newman. El abogado Concannon (James Mason), cruel, impertérrito, dictatorial, frío, irónico, con una pléyade de colaboradores, y grandes medios económicos, tratará por todos los medios que su cliente quede impune del delito. Es un poco como David y Goliat, la lucha de ambos. Y finalmente hablar del personaje de Jack Warden. Magnífico papel, de un hombre pragmático, sensato, lógico y lo que es más importante, un verdadero amigo para Galvin, en el esclarecimiento del caso y en cuanto a la mejora personal de este.

Perfecto guión de David Mamet, sin concesiones a la galería, y con una sucesión de los acontecimientos perfecta. Diálogos magistrales, incluidos todos los del juicio y todo lo que se mueve alrededor de este. Fotografía de Andrzej Bartkowiak, lánguida (lo que quería Lumet), resaltando colores otoñales, como el ocre, el amarillo, el marrón y el gris, recalcando el estado de ánimo depresivo del protagonista. Subidas y bajadas de escaleras durante toda la película, para hacernos ver los continuos cambios anímicos de Galvin. Y finalmente, sinuosos y lentos movimientos de cámara, buenísimos planos y contra-planos, picados y contra-picados. Travellings con grúa, etc. Un alarde técnico.
bogartiano
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