Confieso que siempre espero el estreno de la nueva película de Charlie Kaufman con emoción y una tremenda curiosidad, desde que “Cómo ser John Malkovich” me rompió la cabeza.

Me fascinan sus películas pero no sé explicar el porqué. Quizás porque son inexplicables, se escapan a la razón, al menos de la mia. No lo se, creo que es una cuestión de sensaciones.

A mi Kaufman me sacude la cabeza, me la pone del revés, me provoca una sobredosis de emociones, un auténtico viaje sensorial por un laberinto oscuro, triste e infinito. (Porque la agonía, el surrealismo, la ansiedad, la tristeza y la muerte continúan siendo sus temas recurrentes).

En “Estoy pensando en dejarlo” me sucede lo mismo de siempre. Yo y mis 5 sentidos concentrados en lo que se me viene encima. Al principio todo va bien. Incluso cuando el espacio/tiempo se difumina. Es más, es ahí cuando comienzas a creer entender e intentas resolver el puzzle en tu cabeza prestando atención a cada palabra, cada detalle... Y de repente, sin darte cuenta y con la sensación de tener el puzzle casi resuelto, acaba la película, fin del viaje. Y yo sigo con más interrogantes que antes. ¿Cómo ha podido pasar? Si había resuelto el puzzle...o esa era mi sensación.

Pero la realidad es que este tipo va muy por delante. No tengo ni la menor idea de lo que pasa por su cabeza, pero sea lo que sea, va muy rápido.

El cine de Kaufman lo puedes amar u odiar, pero solo viéndolo podrás juzgarlo. Y ten por seguro que te va a hacer pensar. Abstenerse espectadores pasivos.