Otra película de Haneke que no deja indiferente, ya con ese principio con una clase de niños explicando palabras, como metáfora de una sociedad incomunicada y poco empática, con muchos prejuicios, donde nos da igual la desgracia ajena.

Tira de manipulación sentimental, pues un poco sobre todo con el personaje de Juliette Binoche, que es sobresaliente.

Una vez más deja esa sensación incomoda y que siempre le agradezco, no llega al nivel de Funny Games por supuesto.Esperaba un final más chocante como nos suele dar.

Lo mejor: Haneke siempre sabe cómo remover la conciencia, LA ESCENA DEL METRO, con el fuera de campo SOBRESALIENTE.
Lo peor: Demasiado estructural y algunos personajes no aportan mucho.