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Voto de Federico_Casado:
8
Drama. Romance Rainer es un exitoso productor de televisión que lo tiene todo. Ha llegado a la cima creando programas de televisión, cada cual más estúpido y vulgar. Un día, Pegah, una misteriosa joven colisiona intencionadamente con su coche a toda velocidad. Tras estar al borde de la muerte, Rainer se replantea su vida y decide producir un noticiario para el prime-time de su cadena que haga pensar al espectador. Hundido por la poca audiencia del ... [+]
1 de septiembre de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hans Weingartner no es solo un cineasta atípico: es un hombre consecuente, que hace en lo que cree, y lo que es mejor, lo ha transmitido en sus tres películas, que lejos de ser pretenciosas, aburridas y con ínfulas morales, contienen un lenguaje vivo, ágil, inusual en este tipo de discursos –que suelen ser de lo más complacientes, sesudos, profundos, pedantes, auténticos ladrillazos con miradas lángidas, música de cello y piano, y lentitud bergmaniana exasperante (y por supuesto, mal entendida)-. Su primer film “El sonido blanco” supuso una mirada transversal de lo más ácida a la sociedad, una reflexión juvenil especialmente lúcida y profunda, con guión que retoma la nausea de la vida superficial de textos como los de Sartre o más recientemente Pahlaniuk, y la traslada a la vida contemporánea europea. Claro que su siguiente película, “Los Edukadores” sí que fue ya un revulsivo notable tanto a la industria cinematográfica europea como al público. Aquí el mensaje no es sutil, sino que se lanza con bazooka: estamos hartos de la pretendida “sociedad del bienestar”, que solo está trazada a machamartillo para unos cuantos y las diferencias sociales cada vez son mayores… así que hay que hacer algo para cambiar el mundo. Aunque suene pretencioso, insisto, lo original de Weingartner es la forma de lanzarlo, con una gran capacidad audiovisual, utilizando todos los recursos del mejor cine de acción y comercial, con un formato digno de cualquier gran producción de Hollywood, y lo que es mejor, con la cuarta parte de presupuesto. De acuerdo, a muchos espectadores les podría resultar incómodo dicho mensaje, porque casi obliga a pensar donde uno está y hacia dónde va… pero ¿acaso eso no es lo verdaderamente maravilloso del cine? Los grandes clásicos del séptimo arte, desde Ford a Wilder, pasando por Hitchcock, Kubrick o Truffaut tenían precisamente esa capacidad: hacernos reflexionar sobre lo que nos rodea, pero sin caer en la pedantería y el insoportable minimalismo narrativo del que mucho cine “intelectual” hace gala y que a la postre, no sirve más que para aburrir al espectador y sacarlo de la reflexión planteada. (SIGUE EN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Federico_Casado
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