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España España · Un lugar de La Mancha
Voto de CarlosDL:
8
Serie de TV. Thriller Serie de TV (2017-2019). 2 temporadas. 19 episodios. Año 1977. Dos agentes del FBI (Jonathan Groff y Holt McCallany) revolucionan las técnicas de investigación para encontrar las respuestas a cómo atrapar a asesinos en serie y mentes psicópatas. Adaptación del libro "Mind Hunter: Inside FBI’s Elite Serial Crime Unit", escrito por Mark Olshaker y John E. Douglas. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta gratificante comprobar la llegada de la temporada de invierno cuando repasamos la cartelera de nuestro cine habitual. Los blockbusters del verano y la superficialidad de las comedias fáciles de digerir que el público acostumbra a reclamar durante el agotador clima estival, ceden ahora cierto espacio en las pantallas aguardando la llegada de las nuevas propuestas con hambre de galardones. Solemos hablar de películas de mayor complejidad argumental que pueden suponer una digestión más densa en el espectador, generando lances desafiantes para impedir que nuestras neuronas queden congeladas. Al igual que ocurre en el cine, esta característica de componente estacional en la parrilla de entretenimiento ha pasado a moldear también en cierta manera las propuestas de la nueva Edad de Oro de la Televisión; una época donde destaca la firma HBO como germen primigenio, perseguida ahora cada vez más de cerca por otras productoras como Netflix, quien esta temporada se ha encargado de presentar su thriller más perturbador y mejor estructurado: Mindhunter (2017), una propuesta desarrollada en formato televisivo de diez capítulos concebidos como un provocador reto argumental que el calor de una manta y la comodidad de nuestro sofá nos ayudarán a superar en este frío invierno.

La serie, creada por Joe Penhall –guionista en la adaptación cinematográfica de The Road (2009)-, encuentra su filón en el desarrollo de un estudio acerca de los detonantes que llevan a algunos individuos a convertirse en el terror de la sociedad. El ágil desarrollo del diálogo aparentemente complejo y la potencia de las imágenes mentales que dichos textos proyectan, no tardan demasiado en reflejar el claro legado de uno de los mayores genios del thriller contemporáneo, David Fincher, quien ha participado activamente en su producción y dirección, apadrinando el resultado y fomentando el alcance mediático del drama.

Los primeros compases de este intrigante vals despliegan una contundente introducción que quizás provoque el rechazo de algunos espectadores, mientras que muchos otros caerán en sus redes viéndose abocados a adentrarse en un mundo de criminales tan desconcertados, como desconcertantes; seres que habitan realidades lejos de cualquier orden social o racional, y cuyos perfiles psicológicos dibujan una silueta sanguinaria, manipuladora, desquiciada… un boceto de personalidad que, lejos de repelernos, nos atrae reflejando un pasado en forma de sombra marchita, reprimida e incomprendida, el cual será el objeto que los protagonistas lentamente tratarán de descifrar.

Siguiendo la inmersión en este mundo de perturbados, no tardamos en disfrutar del ritmo constante que abarca toda la temporada y se debate continuamente entre macabros silencios y los efectos sonoros más refinados que podamos ver en televisión, mayoritariamente bañados por una banda sonora capaz de generar la tensión requerida, o despertar el lado más rockero al regalar brillantes momentos musicales. En el trascurso de los primeros capítulos, descubrimos además uno de los mayores aciertos de la producción, pues a lo largo del estudio comandado por los agentes Holden Ford (Jonathan Groff) y Bill Tench (Holt McCallany) no encontraremos crímenes con escenas explícitas ni casquería sensacionalista, sino relatos escalofriantes que perderían a estos personajes en laberínticas trampas mentales si no fuera por la magnífica sustentación que los personajes femeninos ejercen sobre la trama. Wendy Carr (Anna Torv) formará el tercer vértice del triángulo en la investigación, encargada del análisis psicológico de las toneladas de datos recogidas por sus compañeros, mientras que Debbie Mitford, pareja de Holden en la ficción, (fantástico papel de Hannah Gross) aportará buena parte de los momentos más lúcidos y reflexivos gracias a diálogos enriquecedores surgidos de la contraposición de los personajes.

El avance de la serie y la ambientación en la que se encuentran envueltos los personajes nos hacen también ratificar algunas de las primeras comparaciones que surgen al ver el apellido Fincher, antes incluso de pulsar el play; sin duda, en su fotografía recordamos una paleta artística similar a Seven (Se7en, 1995), aunque su carencia de violencia literal desvía la acción hacia el humo denso de los cigarrillos de oficina e interrogatorios siguiendo la estela de Zodiac (2007), para lograr entender mentes criminales basadas en asesinos reales, cercanas al nivel de la ficción del personaje de Hannibal. En cambio, es agradable descubrir que, a pesar de temer por la sobreexposición a lo conocido, la suerte de destino del drama, y su buen hacer, logran escapar del pecado que en ocasiones supone la admiración radicando su éxito en la combinación de tres líneas narrativas bien equilibradas.

[Continua sin spoilers]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CarlosDL
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