Haz click aquí para copiar la URL
España España · Zaragoza
Voto de Hilodeseda:
7
Drama Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
29 de enero de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Además de la magnífica ‘La gran apuesta’ o las terriblemente malas ‘La quinta ola’ Y ‘Alvin y las ardillas: Fiesta sobre ruedas’, una de las propuestas más interesantes de la cartelera actual proviene de Italia, de la mano de uno de los autores más identificables y reconocidos del panorama europeo: Paolo Sorrentino y ‘La juventud’.

Tras la triunfadora en los Oscar ‘La gran belleza’, Sorrentino vuelve a arrastrarnos a una burbuja felliniana –en esta ocasión más próxima a Ocho y medio que a La dolce vita– donde lo terrenal se mezcla con lo espiritual a través de la potencia de la fotografía, lo extravagante de las situaciones y la capacidad para capturar sus preocupaciones en pantalla. ‘La juventud’, dejando por un instante a Toni Servillo, ha logrado únicamente la nominación a mejor canción a los Oscars -arrasó en los Premios del Cine Europeo-, algo francamente llamativo cuando contemplamos la calidad de la propuesta en muchas de las disciplinas por no hablar del alto nivel interpretativo de varios miembros del casting.

En la película compartiremos momentos de paz, de libertad de expresión, de rupturas y anexiones, de exaltación y de curiosidad; grandes momentos que reflejan la vida de los dos personajes protagonistas –en la piel de dos grandes de la escena de los últimos 40 años como Michael Caine o Harvey Keitel, bien secundados por unos interesantes Paul Dano, Rachel Weisz y la mismísima Jane Fonda– y que conforman y abrazan la historia de lo último de Paolo Sorrentino: en plenos Alpes suizos, veremos la vida dentro de un reconstituyente y espiritual balneario de lujo donde encontraremos desde ex futbolistas, compositores retirados, budistas, estrellas de Hollywood o modelos de primera línea. Todo es válido en un lugar donde confluyen naturaleza, glamour y libertad dentro del estatismo de la edad. En dicho paraje, contemplaremos la relación de Fred Ballinger, un retirado compositor de música (Caine) quién compartirá momentos con su hija (Weisz) y sobre todo con su gran amigo, un veterano director de cine llamado Mick (Keytel). Todo ello mientras un enviado de la Reina Isabel II trata de convencer al maestro para que abandone su retiro para dirigir la orquesta en el cumpleaños de su marido.

Me parecen muy interesantes los personajes de la película así como las situaciones que allí se plantean. Me gusta la ambigüedad sobre varios de los puntos del trabajado guion y sobre todo la impactante y marca de la casa propuesta visual y sonora (magníficos los You got the love a cargo de The Retrosettes, el Third and Seneca del grupo folk indie norteamericano Sun Kil Moon o el Dirty hair de David Byrne). Esto último embriaga por plenos poderes: El maridaje que atesora la unión entre imágenes preciosistas con una música que oscila entre el pop más bailable o las bellas composiciones clásicas contemporáneas son huella de un director que cuida sobremanera la presencia escénica, el montaje, la tecnología, y que le gusta usar todos los recursos estilísticos a disposición del film y la historia.

Es cierto a pesar de ello que la propuesta arrastra un inherente tono petulante –la película además resulta más compleja de lo que al autor le hubiera gustado– ya clásico del cine de Don Paolo Sorrentino, cierta estructura de corta y pega o que incluso permite que al espectador le cueste entrar en la variadas y extravagantes propuestas del autor pero lo cierto es que me parece en conjunto una bella muestra de la decrepitud corpórea que arrastra una decrepitud psicológica sobre la llegada del fin de los días, con una intensa profundidad en las conversaciones y situaciones (fabulosos los diálogos entre los protagonistas así como sus respectivos hijos o propuestas profesionales). La vida crepuscular de dos grandes mentes que suplen las carencias físicas a cambio de un voyeurismo obligado que potencia la memoria sobre lo que fueron y nunca quisieron dejar de ser.
Interpretativamente Michael Caine demuestra que a sus más de 80 años se pueden dar lecciones de cómo actuar casi sin inmutarse. Soberano. Magníficos también Rachel Weisz y Paul Dano. En definitiva una película que dejará poso y que grabará en nuestra memoria más de una secuencia, pero sobre todo un tema, el nominado al Oscar Simple Song #3 a cargo del joven compositor David Lang en voz de la soprano Sumi Jo, la violinista Viktoria Mullova e interpretada por la BBC Orchestra. Con ella se pervierte la corporeidad de nuestra más profunda sensibilidad.

Lo mejor: Michael Caine. La mezcla musical y visual. El diálogo estando embardunados en chocolate. La escena final.
Lo peor: Cierta extravagancia y sensación de inconexión en algún apartado.

Valoración:
Banda sonora: 9
Fotografía: 8
Interpretación: 7,5
Dirección: 7
Guion: 6,5
Satisfacción: 7
NOTA FINAL: 7,5

@hilodeseda - www.habladecine.com
Hilodeseda
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow