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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama. Intriga Víctor (Leonardo Sbaraglia) llega con su novia (Leticia Brédice) a París, donde toda su familia se ha reunido en torno a su padre (Fernando Fernán Gómez), un importante empresario al que le han diagnosticado un tumor. Un día, lo sorprende tirando las pastillas y vistiéndose a escondidas para intentar escapar de la clínica. Víctor, conmovido por la soledad del anciano, intenta ganar su confianza y convertirse en su cómplice. (FILMAFFINITY) [+]
21 de noviembre de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antonio Hernández, propietario de una filmografía muy irregular, que mezcla obras menores con alguna correcta muestra de noir, impulsó el techo de nuestro cine con esta obra maestra atemporal que seguramente para mí está y estará entre las diez mejores que se hayan hecho en este país y la que más ha calado mi corazón (Rancel ya te acompañará para siempre una vez conocido).

¿Por qué es perfecta? Vengo cargado de razones:

1.- Cuando uno quiere pasar a la historia del cine, lo primero que necesita es un buen guión bien estructurado, y muy pocos como éste. Una obra de ingeniería literaria perfecta de principio a fin: una historia apasionante, un misterio dentro de un drama que va desvelando sus intrigas muy pausadamente y para gente sin prisas, las miserias de los ricos al descubierto, la parte oscura de las familias ante nuestros ojos, los pasados que torturan y los presentes que no salvan. La familia como problema más que como solución. La muerte como reencuentro final.

2.-Y todo ello dosificando la información poco a poco, porque, y aquí creo que radica la genialidad de la propuesta, nunca antes vi una película que fuera más descaradamente de menos a más. Si comienzas a verla y piensas que no es para tanto y que como ésta hay docenas y algunas mejores, ten paciencia, deja que la historia vaya fluyendo y que el misterio se desparrame ante ti. Cuando llegues al final, verás hasta dónde has llegado y si terminas o no con lágrimas en los ojos. Yo no puedo remediarlo por más veces que la vea.

3.- Una dirección notable. Antonio Hernández se nota que la rodó con el convencimiento de que ésta y no otra iba a ser la película con la que pasara a la posteridad y que jamás tendría otra oportunidad para ello. Y donde en otras cintas suyas es simple y modesta artesanía, aquí es genialidad. Todos esos planos holandeses, el reloj constante, los reflejos, y…

4.- … claro, sus actores. Porque no tiene nombre lo de su elenco interpretativo. Todos están como nunca, a la altura de una película que creo que se sabía eterna durante su rodaje. E, incluso por encima de Fernando Fernán Gómez o de Geraldine Chaplin, que ya es decir, Leonardo Sbaraglia, haciendo sin duda el papel de su vida y una de las mejores interpretaciones de toda la historia de nuestro cine. Lo de Sbaraglia en esta cinta no es de este mundo, sino de un ser superdotado y extraterrestre. Puro cine en cada mirada, en cada gesto, en cada lágrima vertida. Sbaraglia será eterno gracias a “En la ciudad sin límites”.

5.- Y ahora hablaremos de Víctor Reyes, porque de su partitura surge un tema que, para mí, es el mejor tema musical compuesto en el cine de este país. Un obstinato que tarda en aparecer en la cinta (hasta el mínuto 48 no suena por primera vez) pero que, a partir de ese momento, ya no se desprenderá de ti jamás durante el resto de tu vida por su belleza sobrecogedora.

6.- Lo que cuenta entre líneas: habla de amores imposibles, de exilios, de lucha clandestina, de ricos con pies de barro, de fortunas de dudoso origen, de amores filiales, de celos, de infidelidades, de vidas no vividas, de… la realidad pura y dura.

Porque “En la ciudad sin límites” es una cinta que amé desde que la vi estrenada en el Granada 10 durante aquel tiempo en que la sala era cine de día y discoteca de noche, que amo y que amaré de por vida porque Rancel te cala los huesos hasta el tuétano y ya nada nunca volverá a ser igual.
Sergio Berbel
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