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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama Historia sobre los deseos, obsesiones, secretos y miedos que no confesamos ni siquiera a quienes más queremos. Ese pudor conduce a la incomunicación y a la soledad. Los personajes son miembros de una familia de clase media que se está desmoronando: el padre oculta que tiene una enfermedad incurable, la madre es una mujer frustrada, al abuelo el amor le brinda una última oportunidad y la hija vive en un estado de confusión típico de la ... [+]
21 de enero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida es un compendio de fracasos, pérdidas, decepciones, frustraciones, anhelos inalcanzables, desilusiones y tristeza al constatar que nada de lo que queríamos ser o hacer está realmente a nuestro alcance. La familia es la institución en la que las miserias humanas se contemplan más fácil y directamente, donde el patetismo de los seres humanos es más discernible. Los hermanos Tristán y David Ulloa aciertan en el centro de la diana con su ópera prima “Pudor”, mostrándonos el hedor de una familia en descomposición (la segunda acepción de este término significa precisamente eso). La cinta no tiene piedad de sus personajes, ni tampoco del espectador, en su misantropía lúcida, en su nihilismo descreído hasta de la propia vida, en su saber escarbar en las heridas sangrantes del mundo incluso cuando utiliza un humor muy negro y corrosivo para ello en sus momentos más magistrales.

Adaptando al cine, a través de un guión firmado por Tristán Ulloa, la magistral novela homónima de Santiago Roncagliolo, la cinta nos asoma al abismo de una familia que se desmorona, donde la protagonista (excelsa Elvira Mínguez) vive sumida en un pozo de insatisfacciones, tanto personales, como sentimentales, sexuales y familiares, que la lleva a una depresión de la que resultará difícil salir. Su marido (el siempre eficiente Nancho Novo), vive con un terrible secreto a su espalda que no es capaz de confesar a nadie ni tampoco nadie le concede el momento y el respiro para poder hacerlo. El abuelo (siempre espléndido Celso Bugallo), que vive con ellos desde que la abuela ha fallecido (magistral la escena inicial del film en la que muere su esposa), sufre demencia senil y cada vez vive más fuera que dentro del mundo real. La hija adolescente del matrimonio (magistral Natalia Rodríguez, el personaje mejor llevado del film desde mi punto de vista) vive la revolución hormonal propia de la edad y además cree estar enamorada de su mejor amiga (magnífica Lorena Mateo, todo un descubrimiento, porque la química entre ambas amigas ayuda a elevar el listón narrativo de esta película), a su vez hija del matrimonio amigo de sus padres, también en crisis. El hijo menor, un niño inquieto, imaginativo y acomplejado por sus gafas de Harry Potter, trata de sobrevivir en la selva vital que lo rodea.

Sus 113 minutos de metraje vuelan ante los atónitos ojos del cinéfilo, incapaz de digerir tantas verdades por minuto, de las sangrantes, de las que duelen, de las lúcidamente despiadadas. Filmado todo ello además con una interesante dirección de fotografía de David Omedes, de colores desaturados y excesos de luz que queman intencionadamente el fondo de muchos de sus planos, para crear una atmósfera aún más asfixiante y desasosegante para el espectador, un recurso narrativo que funciona perfectamente y que se convierte en el gran hallazgo técnico del film.

Sobre todo, destaca la extraordinaria dirección de actores, esperada de un actor como Tristán Ulloa que ha decidido ser cineasta con una ópera prima tan valiente y donde el traslado de la historia de Lima, donde se desarrolla en la novela, a Gijón le sienta tremendamente bien. Porque la película acaba resultando tan genial como la novela de la que procede.
Sergio Berbel
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