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Voto de Sergio Berbel:
10
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con “Midnight in Paris”, el gran genio norteamericano quiso regalar a París un dulce exquisito. Y lo consiguió por la puerta grande con una comedia romántica a medio camino entre la fábula y la ciencia-ficción sobre viajes en el tiempo portentosa, además de ser quizás el mejor homenaje a la vida cultural parisina en su Edad de Oro que se haya conocido nunca, sin duda entre las tres mejores cintas de su periplo europeo tan lejos de su Nueva York vital (junto con “Match Point” y “El sueño de Cassandra”, ambas visitas londinenses de Allen).


Todo es especial en esta cinta, denotando el deseo confeso de Woody Allen de homenajear a una de las ciudades más especiales y culturales del planeta. Desde que sus eternos, reconocibles e icónicos títulos de crédito esta vez aparecen precedidos de una serie de planos fijos de París absolutamente exquisitos, en los que brilla sobremanera la capacidad artística de su director de fotografía Darius Khondji, ya sabemos que se van a romper muchas reglas para llegar al mismo maravilloso final de siempre cuando del cine de Allen hablamos, porque esta película no deja de ser una revisitación al fantástico de "La rosa púrpura de El Cairo" en clave parisina.


Una pareja norteamericana de novios viajan junto con los muy fachas y ricos padres de ella a París unos días. Él, un tanto sobrepasado por el estatus social de la familia política, tiene además que bregar con un antiguo amigo de su novia, un ser insoportablemente pedante, que aparece también en escena. Todo pinta mal hasta que… un misterioso coche antiguo aparece en un rincón de la ciudad mientras suenan las campanadas de medianoche. Lo que no imagina el protagonista es que el vehículo es la puerta al París de los años 20 donde todos sus ídolos artísticos están allí en carne y hueso dispuestos a ser sus amigos.


Un viaje en el tiempo que lo enfrenta a la creación artística de Scott Fitzgerald, Hemingway, Dalí, Buñuel, Picasso, Cole Porter, Gertrude Stein… y entonces es cuando la fascinante capacidad de Woody Allen crea, no sólo un maravilloso viaje en el tiempo,sino una historia de amor apasionante con una mujer de la época, interpretada por Marion Cotillard, que hace mucho tiempo que dejó de ser una actriz para convertirse en un ángel etéreo y que aquí interpreta a una mujer de la que es materialmente imposible no terminar enamorado hasta las trancas, reina y señora de la película desde el primer instante en el que hace acto de presencia en plano.


Y no es que el resto del elenco no brillen a gran altura, incluso el normalmente no destacable Owen Wilson no desentona haciendo de alter ego de Allen. Una bellísima Rachel McAdams más que eficaz. Una Kathy Bates siempre espléndida. Una Léa Sieydoux maravillosa que llena los escasos planos en los que aparece. Un divertido Adrien Brody como Salvador Dalí… Da igual, todo queda empequeñecido hasta lo liliputiense cuando hace acto de presencia Marion Cotillard, diosa absoluta.


Una historia para reír, para llorar, para soñar, para emocionarse… para ser CINE, así con mayúsculas. Y de eso sabe mucho Woody Allen. Con una dirección de actores portentosa y una fotografía de una belleza que deja sin respiración. Puro caviar para el cinéfilo más exigente.
Sergio Berbel
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