Vinterberg nos invita a entrar en su mundo de autoflajelación cinematográfica, dogma 95, a través de la historia de una familia de la alta aristocracia danesa, que se reune para celebrar el cumpleaños de su patriarca junto con ilustres invitados. Una película con un ritmo argumental fuera de lo normal, y con una grandiosa capacidad de absorción del espectador. La forma de rodaje, cámara en mano, luces y escenarios reales, sonidos originales escena a escena y todas las normas autoimpuestas por Von Trier y sus seguidores dogmáticos, contribuyen, en esta ocasión, muy notablemente ha dicha absorción y a esa sensación de estar viendo situaciones e imagenes estrictamente reales. Todo esto no impide la posibilidad de disfrutar de grandes escenas y planos memorables, dignos de los mejores directores de fotografía: La escena de el descubrimiento de los muebles de la habitación, el sueño en el que aparece la hermana fallecida... y sobre todo los primeros planos del rostro de los actores, capaces de transmitir todos sus sentimientos sólo con la mirada, a un altísimo nivel.
Gran trabajo tanto de actores, dirección y guión. Muy recomendada para entrar en el mundo Dogma.