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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
8
Western. Romance James McKay (Peck), un capitán de navío retirado, viaja desde el Este a las vastas llanuras de Texas para casarse con Pat Terrill (Baker), la hija de un rico ganadero. El choque entre McKay, hombre pacífico, culto y educado, y los violentos y toscos rancheros es inevitable. No sólo tendrá que enfrentarse con el capataz Steve Leech (Heston), sino que incluso su novia se sentirá decepcionada por su comportamiento. Mientras tanto, el padre ... [+]
30 de octubre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los buenos westerns, como el que nos ocupa, son una alegoría de la nación estadounidense, tan mítica o real como uno quiera interpretarla, o al menos de los valores simbólicos que muchos norteamericanos piensan que constituyen su país. Un gran país, sin duda, pero con tantas miserias como cualquier otro. A semejanza de Estados Unidos, Wyler engarza una obra vastísima, muy rica en matices y posibilidades, de música grandilocuente, con personajes fascinantes y otros detestables. Se recrea en la naturaleza más salvaje, en lo indómito –la doma del caballo es bastante significativa- en los conflictos de intereses, en la soberbia, la violencia y la pasión. También en el sentido común, el amor, y el diálogo. La ley de la fuerza contra la fuerza de la ley. En realidad, como todo gran western, 'Horizontes de grandeza' es un melodrama con espuelas y colt 45.

La principal virtud de esta obra es que, reuniendo casi todos los tópicos de un género tan típico –solo faltan los indios y el séptimo de caballería-, la sensación que ofrece es la de algo casi novedoso, rotundo y sin fisuras, tan moderno como si hubiera sido filmado hace tres días. Un verdadero clásico. El desenlace con tanto tiro en el Cañón Blanco es el único pero que le encuentro, porque uno de los aciertos de Wyler es construir un espléndido western sin apenas recurrir al gatillo.

Ives y Peck, son los dos antagonistas, unidos por unos principios tan opuestos como firmes y sinceros, encarnan las dos tendencias básicas en torno a las cuales gira el argumento. El primero, el impulso irrefrenable hacia la violencia, aunque no de modo irracional y malvado, como su hijo mayor (Connors). El segundo, la inclinación al análisis, la reflexión y la perspectiva a largo plazo. El rol de Simmons, crucial en determinados momentos, sin embargo termina por diluirse en los momentos finales de la película.
Shinboneniná
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