Esta es la típica película que exige una total complicidad por parte del espectador, porque si no entras en el juego que plantea Allen, lleno de los tópicos más trillados acerca del amor y el sexo, puede llegar a resultar insoportable. Si, en cambio, le seguimos la corriente al neoyorquino y obviamos la colección de postales turísticas y personajes ultra estereotipados que pueblan la obra, la contemplación de esta cinta puede llegar a ser un entretenimiento notable. Muchos han señalado que lo mejor es la amiga Pe sacando todo ese carácter latino que lleva dentro, pero a mí me ha parecido lo más flojo de la película; sale muy guapa, enamora a la cámara, pero la encuentro exagerada de principio a fin. Incluso interpretando un personaje histriónico en sí mismo. Muy al contrario, la sorpresa la da Bardem, que aparece sereno, contenido y sobre todo, dota a su difícil personaje de una verosimilitud que pocos actores hubieran podido sacar adelante. En algunos planos es capaz de expresar mucho más con una simple mirada que Penélope Cruz con todos los gritos y aspavientos del mundo. La Johanson pasaba por allí, pero cumple, al igual que Patricia Clarkson, que recrea el personaje femenino más complejo. Lo peor, la horrísona canción que tanto le gustó a Woody y esa cargante voz en off. Bueno, y el doblaje.