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Voto de Taylor:
6
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Comedia. Romance
Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson) son dos jóvenes norteamericanas que van a Barcelona a pasar unas vacaciones de verano. Vicky es sensible, racional y tiene intención de casarse; Cristina es apasionada y busca aventuras emocionantes; en realidad, no sabe muy bien lo que quiere, pero sabe perfectamente lo que no quiere. En Barcelona, ambas se ven envueltas en una relación poco convencional con Juan Antonio (Javier ... [+]
25 de febrero de 2009
38 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queda claro desde los primeros minutos que “Vicky Cristina Barcelona” jamás conseguirá convertirse en el “Manhattan” barcelonés de Allen. Ni de coña. Tampoco descubriré nada nuevo si admito honestamente que el último trabajo de mi gafapasta predilecto decepciona, y mucho... pero no tanto como sus más enconados opositores pretenden hacernos creer. No, al menos, para castigar la peli con una, dos o tres estrellitas. Seamos serios.
Yo mismo vivo a treinta escasos kilómetros de Barna y puedo presumir de conocer meridianamente lo más hermoso y lo más feo de la capital catalana. He deambulado decenas de veces, sin rumbo y sin prisas, por las lóbregas y malolientes callejuelas del Raval, del gòtic, del Born. Me he cruzado con yonkis, con putas, con borrachos, con chorizos, con indigentes, con guiris, con pakistanís vendiendo rosas, con negros bailando break, con chinas vendiendo latas de cerveza, con ancianas en batín y pantuflas... Nada ni nadie que no puedas encontrarte en Madrid, Bilbao, Valencia o Sevilla. Lo que no te vas a encontrar en todas esas ciudades porque son imágenes emblemáticas de la Ciudad Condal es la Sagrada Familia, el parque Güell, Collserola, el Tibidabo... lugares y monumentos que Allen nos muestra, a través de la cálida fotografía de Aguirresarobe, de forma idealizada, sí, pero pintoresca y fascinante al fin y al cabo. Postales, dicen algunos. Postales espléndidas, añadiría yo. Postales que deberían servir para que nosotros, los oriundos, justipreciáramos lo que nos rodea y para que los foráneos se sintieran un poquitín más interesados por conocer Barcelona. Como me ocurrió a mi después de ver “Manhattan”, “El hombre tranquilo” o “Una habitación con vistas”. Salvando las distancias, claro.
(sigo en spoiler desvelando a quién se cepilla Bardem)
Yo mismo vivo a treinta escasos kilómetros de Barna y puedo presumir de conocer meridianamente lo más hermoso y lo más feo de la capital catalana. He deambulado decenas de veces, sin rumbo y sin prisas, por las lóbregas y malolientes callejuelas del Raval, del gòtic, del Born. Me he cruzado con yonkis, con putas, con borrachos, con chorizos, con indigentes, con guiris, con pakistanís vendiendo rosas, con negros bailando break, con chinas vendiendo latas de cerveza, con ancianas en batín y pantuflas... Nada ni nadie que no puedas encontrarte en Madrid, Bilbao, Valencia o Sevilla. Lo que no te vas a encontrar en todas esas ciudades porque son imágenes emblemáticas de la Ciudad Condal es la Sagrada Familia, el parque Güell, Collserola, el Tibidabo... lugares y monumentos que Allen nos muestra, a través de la cálida fotografía de Aguirresarobe, de forma idealizada, sí, pero pintoresca y fascinante al fin y al cabo. Postales, dicen algunos. Postales espléndidas, añadiría yo. Postales que deberían servir para que nosotros, los oriundos, justipreciáramos lo que nos rodea y para que los foráneos se sintieran un poquitín más interesados por conocer Barcelona. Como me ocurrió a mi después de ver “Manhattan”, “El hombre tranquilo” o “Una habitación con vistas”. Salvando las distancias, claro.
(sigo en spoiler desvelando a quién se cepilla Bardem)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por lo demás tan solo añadir que “Vicky Cristina Barcelona” –siendo, como es, un Allen a medio gas- mantiene con cierta dignidad, al menos, el peculiar sello distintivo de su autor. Un cineasta que siempre ha mostrado una especial inclinación hacia las siempre complejas y peliagudas relaciones de pareja y que, en esta ocasión, nos describe con su habitual invectiva la tragicómica estampa de una relación a tres (o a cuatro) bandas en la que un machito ibérico pijo y progre a la vez (Bardem) se cepilla, una por una, a las tres protagonistas femeninas (Johansson, Hall y Cruz) para terminar quedándose más solito que la una.
“La vida es corta. La vida es aburrida. La vida es dolorosa” decía Juan Antonio. Cuánta razón tenía. C’est la vie!. En Barcelona, París o Tombuctú.
“La vida es corta. La vida es aburrida. La vida es dolorosa” decía Juan Antonio. Cuánta razón tenía. C’est la vie!. En Barcelona, París o Tombuctú.